La formación profesional se ve desbordada en Baleares

Algo que cada vez tienen más claro los expertos en economía es que la actual crisis económica está siendo mucho más acusada en España que en otros países de nuestro entorno. De hecho, parece que en España las cifras económicas tardarán más en remontar, ya que a la debacle financiera que ha afectado a todo el mundo, hay que sumar una crisis estructural que se venía gestando desde hacía muchos años, a medida que nuestra, ya de entrada modesta, economía productiva fue siendo sustituida por los ingresos del turismo y por el globo inmobiliario.

Por lo poco que yo entiendo de economía, deduzco que el concepto «crisis estructural», se refiere a la dependencia de nuestra economía de sectores muy débiles ante una crisis (la construcción y los servicios) y a la poca preparación de nuestro empresariado y de nuestros profesionales. Este último factor es fundamental, desde mi punto de vista. Según la OCDE, nuestro país, después de décadas de reformas educativas que han tratado sin demasiado éxito de generalizar la educación, es uno de los que tienen un porcentaje más alto de jóvenes que ni estudian ni trabajan, un 14%, sólo superados por Italia, Eslovaquia y Reino Unido. A una sociedad poco preparada profesionalmente le cuesta más encontrar salidas a la crisis. A largo plazo, invertir en Formación Profesional es el único modo de evitar que en el futuro se repitan situaciones similares. Sin embargo, en la actual urgencia por apañar parches que, a corto plazo, tapen los agujeros de nuestra economía, los recursos públicos que no van a los subsidios por desempleo, se están gastando sobre todo en obras públicas y en financiar la compra de automóviles.

En Balears, la Formación Profesional se ha visto desbordada. Ante el aumento del paro, ha subido la demanda de personas interesadas en cursar estudios profesionales. Es una opción personal que a todos beneficiaría, a los interesados y a la sociedad de la que forman parte, si no fuera porque la oferta educativa es insuficiente: 1539 personas que han solicitado entrar en un Ciclo Medio o Superior en centros públicos de Baleares han quedado en lista de espera, así como 539 que lo han intentado en los Programes de Qualificació Profesional Inicial (PQPI). Estos últimos representan un caso especialmente problemático, pues el perfil de estos alumnos suele ser el de jóvenes que fracasan en la ESO, en torno a los 16 años, y que, si no encuentran un cauce educativo profesional, pueden constituir focos de conflictividad en sus centros de secundaria o abandonar los estudios para engrosar el paro. En cuento a los solicitantes de una plaza en Ciclos Formativos de Grado Medio o Superior, muchas veces se trata de gente que ha vuelto a la enseñanza años después de haberla abandonado, se ha sacado el título de Secundaria en escuelas de adultos o se han esforzado por superar una prueba de acceso. Resulta dramático que la falta de recursos les impida mejorar personalmente y mejorarnos a todos con una preparación profesional adecuada. Ya les digo que no entiendo de economía, pero sí conozco el mundo educativo, el desánimo de las aulas, el esfuerzo personal de las personas adultas que intentan reingresar en el mundo educativo y la decepción que implica tanta energía humana desaprovechada.

Fuente Original: Diario de Mallorca

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