Categoría: Cápsulas de conocimiento

  • Hablar en público: di adiós al miedo escénico

    ¿Alguna vez has soñado que eres el protagonista de una obra de teatro y al subir al escenario olvidas, de pronto, todo el texto de la función? ¿O que has de pronunciar un discurso y descubres que estás completamente desnudo ante tu auditorio?


    Estos miedos son prácticamente universales y casi tan antiguos como la civilización. Los antiguos griegos vivían obsesionados por la oratoria. Crearon escuelas filosóficas, como la de los sofistas, dirigidas exclusivamente a enseñar a sus alumnos a defender una tesis ante un auditorio. En aquella época, en que apenas unos pocos privilegiados sabían leer o escribir, la persuasión era siempre oral. Para conseguir el apoyo de los demás era imprescindible saber expresarse en público. Y para ello había que dominar técnicas como captar su atención, mostrar aplomo, hilar argumentos convincentes, etc…

    Los tiempos no han cambiado tanto. Hacer una demostración de ventas, impartir un curso o una conferencia, realizar una presentación en power point o, simplemente, expresar nuestro punto de vista en una reunión son actividades que tarde o temprano todos podemos acabar desempeñando. Algunos sistemas educativos, como el estadounidense, lo tienen en cuenta y preparan a los alumnos desde muy niños para exponer un tema o abrir un debate en clase. En España estas técnicas se han introducido muy lentamente en los colegios, y es probable que, como adultos, la mayoría de nosotros todavía sienta sudores fríos cuando se enfrenta a la obligación de hablar en público.

    Aquí tienes algunos trucos y recomendaciones que te pueden ayudar:

    1.- Familiarízate con el entorno: Te sentirás más cómodo si ya has estado antes en la sala donde debes hablar. Si se trata de tu empresa o de un lugar accesible, una breve visita previa ayudará. Si la presentación va a tener lugar en un sitio alejado, puede ser útil buscar fotos por Internet o, al menos, echar una ojeada a la dirección para ubicar el edificio. Así te resultará más fácil encontrar el camino para llegar con tiempo y tu sensación de control aumentará.

    2.- Establece tus objetivos: ¿Qué deseas conseguir con tu exposición? En esencia, todo discurso pretende informar, persuadir o entretener. Elige una de las tres opciones y pasa a describir objetivos más específicos (p. ej.: informar de resultados, persuadir de la conveniencia de adoptar una estrategia, etc…) Es conveniente anotar tus objetivos en un papel y releer la presentación, una vez redactada, para comprobar que el texto los cumple.

    3.- Piensa en tu audiencia: No es lo mismo hablar para los alumnos de un colegio que para el consejo de accionistas de tu empresa. Escribe cada palabra pensando en los intereses de quienes te van a escuchar.

    4.- Estructura tu discurso: Debe tener una introducción, un desarrollo y unas conclusiones.

    5.- Pon la tecnología a tu favor: Recuerda que el power point, el micrófono, los proyectores, la pizarra, el puntero, etc… son herramientas a tu servicio y no deben convertirse en obstáculos. Ajusta la altura del micrófono y comprueba que todos los periféricos funcionan perfectamente antes de que empiece el acto, o asegúrate de que alguien lo haya hecho en tu lugar.

    6.- No monologues: Aunque seas el protagonista de tu presentación, eso no excluye la presencia de otros participantes. Si animas a tu público a intervenir, captarás mejor su atención. No tengas miedo de hacerles preguntas o comentarios cómplices.

    7.- Controla tus gestos: No conviene quedarse inmóvil ni gesticular en exceso. Esta es la parte más difícil, porque raramente somos conscientes de nuestro lenguaje corporal. Ensayar el discurso ante el espejo o grabarnos con una cámara doméstica puede ser muy útil para encontrar el equilibrio gestual.

    8.- Habla como si te dirigieras a una sola persona: Aunque para ti sean un colectivo, tu público está formado por individuos. Cada uno de ellos debe sentir que el mensaje le incumbe personalmente.

    9.- Busca puntos de apoyo: Para reducir el nerviosismo es muy útil fijar la mirada en un oyente con el que tengamos confianza o que nos esté escuchando con interés y aprobación. Eso sí, no conviene abusar: procuraremos mirar a distintos puntos para que el resto del auditorio no se sienta excluido.

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  • Optimiza tu tiempo

    ¿Te has preguntado alguna vez por qué no lees más, no juegas más con tus hijos o no vas al gimnasio? Si tu respuesta es “no tengo tiempo”, coincide con la de la mayoría de habitantes del mundo occidental. Pero hay una mala noticia que debemos conocer cuanto antes: jamás tendremos tiempo para hacer estas cosas, a no ser que lo busquemos. Así que tenemos dos opciones: podemos despedirnos definitivamente de nuestra buena forma física, de nuestra cultura literaria o de disfrutar de la infancia de nuestros hijos o bien encontrar la manera de gestionar nuestro tiempo con más eficacia.

    El problema se agrava si lo que se acumula en tu lista de cosas pendientes no son únicamente los buenos propósitos del año, sino las tareas y los objetivos que nuestro puesto nos exige. Las consecuencias de no tener tiempo para hacer nuestro trabajo con eficacia son conocidas por todos, y en época de recesión la mayoría de las empresas tienden a repartir la misma cantidad de trabajo entre menos pares de manos.

    El tiempo es limitado, pero también es el único bien que se reparte equitativamente entre todos los seres humanos. ¿Es realmente tiempo lo que nos falta? ¿O más bien necesitamos mayor control sobre nuestras prioridades?

    Para David Allen, creador del método GTD (getting things done) está muy claro que se trata más bien de lo segundo. Entre otras cosas, porque el estrés reduce nuestra productividad al mínimo, y no hay nada más estresante que soportar día tras día la sensación de que tenemos mil cosas por hacer y que no las estamos haciendo.

    Hay numerosos libros, blogs y cursos que profundizan en el sistema GTD y otros métodos eficaces de gestión del tiempo, pero en esencia estos son sus principios básicos:

    1.- Recopilar. Todos tenemos distintas “bandejas de entrada” de información y tareas: la del correo electrónico, las bandejas físicas de nuestro escritorio, el móvil, los post-it que nos dejan los compañeros o nosotros mismos, etc… Conviene tener el mínimo número posible de bandejas de entrada y revisarlas al menos una vez por semana. No hay nada más estresante y antiproductivo que un correo electrónico con 40 mensajes por leer.

    2.- Procesar. Tener la mente llena de tareas pendientes que no sabemos cuándo llevar a cabo bloquea nuestra creatividad e interrumpe nuestra concentración. Si decidimos qué hacer con cada una de ellas, liberaremos nuestra mente.

    Las tareas que lleven menos de dos minutos deben hacerse inmediatamente. Si son complejas y forman parte de proyectos, identificaremos la próxima acción a llevar a cabo. Si no nos corresponde hacerlas o son irrealizables, las delegaremos o desecharemos.

    3.- Organizar. Las tareas que efectivamente deseamos llevar a cabo pueden deben clasificarse según su prioridad. En el calendario anotaremos sólo los eventos que tengan una fecha y hora concretas. Y esas cosas que nos gustaría hacer pero pueden esperar indefinidamente, quedarán archivadas en la carpeta “algún día / tal vez”.

    4.- Revisar. Para que el sistema funcione, hay que revisar el estado de nuestras carpetas de archivo y de nuestra bandeja de entrada al menos una vez por semana. El viernes a última hora es buen momento de hacer esto y de establecer las prioridades de la semana siguiente. Nos permitirá empezar el fin de semana libres de estrés y sin “llevarnos el trabajo a casa”.

    5.- Ejecutar. Cada día debemos escoger cuales de nuestras acciones pendientes llevar a cabo. Esto dependerá de su prioridad, pero también de otros factores, como el tiempo disponible (por ejemplo, a veces es práctico aprovechar un trayecto en transporte público o un breve descanso entre reuniones para hacer llamadas u otras tareas breves, aunque no sean las más importantes).

    Antes de emprender una tarea, pregúntate cuánto tiempo le puedes dedicar y si es o no fundamental para alcanzar tus objetivos. Conviene resistir la tentación de centrarnos únicamente en las tareas más fáciles o placenteras, dejando de lado las más relevantes.

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  • Consejos para preparar tu viaje de estudios a España

    Alojamiento

    Conviene realizar una reserva de alojamiento desde tu país de origen, aunque sea para los primeros días de estancia en España, que puede realizarse ágilmente por fax, teléfono o internet. En España existe una amplia oferta de alojamiento desde albergues juveniles (alrededor de 10-15 ?), pasando por hostales (entre 25 – 50 ?), hoteles de todas las categorías, residencias de estudiantes,  pisos compartidos, etc.

    Equipaje

    La mejor recomendación es que analices cuidadosamente lo que realmente necesitas. Ten en cuenta que volversá con lo que trajiste y probablemente mucho más y siempre puedes adquirir en España cualquier cosa que necesites. Vigila el peso de tu equipaje, pues no debe sobrepasar los 20 kg. Durante tu estancia irás adquiriendo el material de estudio.

    Que traer

    Material:
    No es necesario que traigas ningún material de trabajo, sólo lo imprescindible, el resto lo puedes adquirir en España.

    Vestimenta:
    Es conveniente consultar las temperaturas medias en la ciudad dónde se realice tu programa y la temporada en que se desarrollará el programa de estudio. El clima varía mucho según la estación y el lugar geográfico, puede hacer frío y llover, por lo que puede ser necesario ropa de lluvia ligera o paraguas.
    En los lugares de estudio se usa vestimenta informal, pero no debe olvidar incluir un vestido de cocktail/chaqueta y corbata para asistir a algún acto institucional.
    Deberás consultar en tu alojamiento si necesita toallas, sábanas, etc.
    Las mejores épocas para comprar ropa es durante las rebajas, que suelen ser en enero y julio.

    Equipo informático:
    Es conveniente traer un ordenador portátil (tipo lap top) si se dispone de él. Será necesario para preparar los trabajos y presentaciones requeridos en el centro de estudio. En caso contrario, en España existen multitud de lugares donde disponer de ellos a precios más o menos módicos, que disponen también de impresoras y otros equipos necesarios.

    Libros
    La mayoría de los libros en España son caros aunque existen descuentos para estudiantes. Los descuentos están regulados por Ley, por lo que son siempre descuentos que no sobrepasan el 5%. Existe también establecimientos donde se pueden adquirir libros usados.

    Trasporte desde el aeropuerto
    Todos los aeropuertos españoles disponen de una Oficina de Información Turística donde se puede solicitar información sobre los traslados a las distintas zonas urbanas. Desde el aeropuerto de Madrid y Barcelona cuentas con transporte público muy económico para llegar a tu destino. En el resto de aeropuertos es muy probable que haya autobuses.

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  • Impuestos: un dolor de cabeza necesario

    Ha llovido mucho desde aquellas primeras declaraciones de la Renta de finales de los setenta, que se hacían a mano y traían de cabeza a nuestros padres durante días enteros. Pero seguimos sintiendo cierta incomodidad cada vez que se acerca el mes de junio y a ninguno de nosotros nos haría ilusión recibir la visita de un inspector de Hacienda.

    Sin embargo, sin impuestos no habría juzgados, ni fuerzas de seguridad, ni otros tantos servicios públicos absolutamente imprescindibles. ¿Cuáles son y en qué consisten los impuestos que pagamos? En este artículo haremos un breve resumen.

    Un poco de teoría

    El sistema tributario español se basa en estos principios:

    • Principio de igualdad y generalidad. No significa que todos los españoles debamos pagar la misma cantidad en impuestos, pero sí que todos estamos sujetos en las mismas condiciones al sistema tributario. No hay privilegios de nacimiento que nos eximan.
    • Principio de capacidad económica. Los ingresos de cada persona se tendrán en cuenta a la hora de exigirle más o menos impuestos.
    • Principio de progresividad. A mayor patrimonio, más impuestos pagará un ciudadano.
    • Principio de no confiscatoriedad. Los impuestos no podrán superar en ningún caso al patrimonio
    • Principio de legalidad. Solamente el Estado, a través de las leyes, tiene capacidad de fijar impuestos.

    Tipos de impuestos

    A grandes rasgos, existen dos clases de tributos: los directos y los indirectos. Los directos son impuestos, por decirlo así, con nombre y apellido. Los pagamos directamente nosotros y quedan registrados como aportaciones nuestras al sistema fiscal. Los indirectos se pagan de forma anónima, como resultado de operaciones comerciales y similares.

    Impuestos directos:

    • IRPF (Impuesto de la Renta sobre las Personas Físicas). Es un impuesto proporcional, es decir, paga más quien más patrimonio tiene.
    • IRPF para no residentes (lo pagan los españoles que residen en el extranjero)
    • Impuesto sobre sucesiones y donaciones: grava las herencias y las donaciones
    • Impuesto sobre sociedades: afecta a las personas jurídicas

    Impuestos indirectos:

    • IVA: Lo pagamos cada vez que adquirimos un bien o un servicio. El año que viene subirá dos puntos.
    • Impuestos sobre primas de seguros
    • Impuestos sobre el juego
    • Impuestos sobre transmisiones patrimoniales: entran en juego, por ejemplo, en la compraventa de una vivienda.
    • Impuestos especiales

    Además, las Comunidades Autónomas pueden establecer otros tributos propios. Los más comunes son los impuestos medioambientales, que básicamente gravan a las empresas que más contaminan o que no gestionan sus residuos de manera adecuada.

    Impuestos locales:

    • Impuesto sobre Actividades Económicas: Todas las empresas están obligadas a pagarlo.
    • Impuesto sobre bienes inmuebles: se tributa por el hecho de poseer viviendas o locales.
    • Impuesto sobre vehículos de tracción mecánica: es relativamente proporcional, ya que se tributa más o menos en función del vehículo.

    Además, algunos ayuntamientos cobran otra clase de tributos opcionales: recogida y gestión de basuras, impuestos de obras, etc..

    Un asesor fiscal puede ser muy útil para gestionar mejor todos estos impuestos, especialmente en el caso de que se posea una empresa, un patrimonio elevado o ingresos procedentes de distintas fuentes.

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  • Seguridad Social: un seguro público contra imprevistos

    Hablamos de la Seguridad Social en numerosas ocasiones: cuando nos damos de alta como trabajadores o autónomos, cuando acudimos al médico, cuando pensamos en nuestra jubilación, cuando miramos nuestra nómina. Pero ¿qué es realmente la Seguridad Social?

    Una respuesta inexacta, pero sencilla, sería considerar que la Seguridad Social es un seguro de emergencias, exactamente igual que nuestro seguro de hogar o el de nuestro coche, con la diferencia de que se trata de un seguro público, no privado.

    En realidad, la Seguridad Social es un sistema que el Estado establece para proteger a los ciudadanos en determinadas situaciones de necesidad. Por eso abarca tantas facetas de nuestra vida, desde los catarros de los niños hasta el ocio de las personas mayores.

    ¿De qué nos protege la Seguridad Social?

    De la enfermedad, mediante un sistema público de salud (hospitales, centros de atención primaria, medicamentos subvencionados, etc….) y prestaciones (pensiones de incapacidad temporal o permanente).

    De la pérdida de empleo. Cotizamos a la Seguridad Social para obtener el derecho a una prestación por desempleo, mientras estamos en edad de trabajar, o a una pensión, cuando llega la hora de retirarnos. Las pensiones no contributivas (por ejemplo, las de viudedad) también dependen de la Seguridad Social.

    Organismos de la Seguridad Social

    Al ocuparse de cuestiones tan dispares, la Seguridad Social es un concepto que abarca diferentes administraciones públicas: el Ministerio de Trabajo, el de Salud y las distintas administraciones autonómicas.

    Por ello, en la práctica, la gestionan distintas entidades que se ocupan de aspectos diferentes… un pequeño laberinto de despachos y trámites que, en ocasiones, puede resultar complicado para los usuarios. Intentaremos arrojar un poco de luz sobre ellas. Éstas son las más importantes:

    • Instituto Nacional de la Salud (INSS): Se ocupa de las prestaciones económicas, con excepción de las prestaciones por desempleo. Es decir, las que recibimos cuando estamos de baja por enfermedad, maternidad, etc…
    • Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA, antes INSALUD): Gestiona los servicios sanitarios (consultas médicas, hospitales, etc…), aunque en algunas comunidades autónomas sus competencias están transferidas.
    • Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO): No se ocupan solamente de organizar simpáticos viajes en autocar. En realidad son el organismo que gestiona las pensiones de jubilación, invalidez y viudedad.
    • Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE, antes INEM): Se encarga de las prestaciones por desempleo.
    • Tesorería de la Seguridad Social: Gestiona las altas y bajas, afiliaciones, recaudaciones, etc… En definitiva, se ocupa de recaudar el dinero necesario para mantener el sistema de servicios públicos y prestaciones

    ¿Quién costea la Seguridad Social?

    La pagamos entre todos: trabajadores en activo, empresarios y autónomos; españoles y extranjeros que residan y trabajen legalmente en España. Pero eso sí, no todos cotizamos igual.

    La mayoría de los españoles está adscrito al Régimen General de la Seguridad Social, válido para empresarios y trabajadores de los principales sectores económicos. Pero existen excepciones, los llamados Regímenes Especiales de la Seguridad Social. Cada uno de ellos establece una serie de normas, obligaciones, derechos y tablas de cotización diferentes.

    Son éstos:

    Régimen Especial de Trabajadores Autónomos: Abarca a todos los profesionales por cuenta propia o autónomos.

    Régimen Especial Agrario: Afecta a todo tipo de trabajadores agrícolas o agropecuarios.

    Régimen Especial de la Minería de Carbón: Un sector en claro retroceso, pero que aún existe, y cuyas condiciones laborales exigen un tratamiento distinto.

    Régimen Especial de los Trabajadores del Mar: Comprende a todos aquellos que se dedican a actividades marítimas y pesqueras, ya sea por cuenta propia o ajena.

    Régimen Especial de Empleados de Hogar: El servicio doméstico está sujeto a condiciones especiales de cotización, en parte para evitar el trabajo en negro.

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  • Trabaja con seguridad: leyes de prevención de riesgos

    Ya dedicamos un especial a abordar la prevención de riesgos desde el punto de vista profesional, como una especialidad emergente. Una de las razones de que estos expertos tengan tantas oportunidades actualmente es que la legislación en materia de prevención es todavía relativamente reciente. En la mayoría de las empresas se ha aplicado en los últimos cinco años, pero aún quedan algunas que deben actualizarse. Además, es necesario impartir formación preventiva a los trabajadores periódicamente.

    Aunque no deseemos convertirnos en técnicos en prevención de riesgos, nos conviene, por nuestra propia salud, conocer algunas normas básicas de seguridad en el trabajo. No es para tomarlo a broma: en el primer semestre de 2009 se registraron 400 muertes por causas laborales. Y aunque es responsabilidad del empresario invertir en las medidas de seguridad necesarias, también es responsabilidad del trabajador utilizar el equipo que se le ofrece, adoptar precauciones y alertar a los superiores en caso de detectar un riesgo potencial. Es especialmente importante no anular los dispositivos de seguridad de la maquinaria, una mala práctica todavía frecuente en España.

    El plan de riesgos

    Las medidas de seguridad deben abarcar:

    • Maquinaria y equipos de trabajo
    • Trabajo con agentes químicos o potencialmente tóxicos
    • Situaciones de emergencia (incendios, catástrofes naturales, etc…)
    • Vigilancia periódica de la salud (voluntaria y confidencial)

    El empresario debe elaborar un plan de riesgos laborales, una evaluación de riesgos y una planificación de la actividad preventiva que especifique medidas concretas de protección. Estos tres documentos deben enviarse por escrito a la autoridad laboral.

    Los trabajadores temporales deben estar incluidos en el programa y recibir la formación correspondiente. Además se establecen medidas especiales de protección a los menores de dieciocho años y a las mujeres embarazadas.

    Delegados de prevención

    Las empresas de más de 50 trabajadores están obligadas a designar Delegados de Prevención: un mínimo de dos y un máximo de ocho, en función de su tamaño. También deben contar con un Comité de Seguridad y Salud, que se reunirá una vez cada tres meses.

    Para saber más:

    Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL)

    Listado de Directivas Europeas en Prevención de Riesgos Laborales

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  • ¿Conoces tus derechos laborales?

    En época de crisis, el miedo al despido hace que muchos trabajadores pasen por alto algunos de sus derechos. Unos, porque saben que el mercado laboral es más competitivo que nunca y prefieren conservar un empleo precario. Otros, porque conocen las dificultades que atraviesa su compañía y son conscientes de que contribuir a la supervivencia de la empresa es la mejor manera de no destruir puestos de trabajo.

    Sea o no tu caso, e incluso si la prudencia te aconseja no ser demasiado exigente con tus jefes mientras duren las vacas flacas, es bueno que sepas cuáles son tus derechos. Así podrás reclamarlos cuando lo creas conveniente o, si decides renunciar a alguno, hacerlo como un acto voluntario, nunca por desconocimiento o intimidación.

    Derechos y deberes básicos

    Como trabajador, tienes derecho, entre otros, a elegir tu profesión, a afiliarte a un sindicato, reunirte con otros trabajadores, ir a la huelga, negociar convenios colectivos y a no ser discriminado por razones de lengua, raza, sexo, religión, discapacidad, etc…
    En la práctica la actividad sindical queda reservada sobre todo a las grandes empresas o a colectivos capaces de una gran presión social, como los sanitarios. Ejercer estos derechos en empresas pequeñas suele resultar más complicado. Por otra parte, los salarios de las mujeres siguen sin equipararse por completo a los de los hombres, a pesar de las numerosas campañas en favor de la igualdad de la mujer trabajadora.

    Uno de los derechos fundamentales que establece el Estatuto de los Trabajadores es recibir puntualmente la remuneración pactada. Por desgracia, no es raro que este derecho se incumpla en época de recesión económica, pero la ley es muy clara: no es legal que tu empresa te deba uno o varios meses de salario.

    Eso sí, no todo son derechos. Como empleados, también tenemos deberes. El principal es obedecer las instrucciones de los directivos y cumplir nuestras obligaciones con “buena fe y diligencia”. No solo eso, también hemos de contribuir a aumentar la productividad de la empresa. Respetar las normas de seguridad e higiene en nuestro puesto de trabajo también nos compete a nosotros, no únicamente al empresario. Y, por último, una obligación menos conocida: mientras seamos empleados, no podemos hacerle la competencia a nuestra propia empresa. Ofrecer nuestros servicios por libre a los clientes se considera desleal.

    Contratos

    Un contrato laboral puede formalizarse por escrito o de palabra. Naturalmente, lo más conveniente es tenerlo por escrito, para poder demostrar que existe. Pero si un empresario nos ofrece realizar una tarea sin firmar un contrato, en realidad no estaremos trabajando “sin contrato”, sino con un contrato verbal. En caso de poder demostrar (mediante testigos, por ejemplo) que hemos acudido regularmente a un puesto de trabajo y hemos recibido remuneración, un juez consideraría que, en efecto, tenemos un contrato. Problema del empresario sería, entonces, demostrar que está al corriente de los pagos a la seguridad social.

    De todos modos, si nos ofrecen un contrato verbal estamos en nuestro derecho de exigir una copia escrita en cualquier momento, incluso si ya hace años que existe la relación laboral.

    Los contratos en prácticas solamente se pueden firmar en los cuatro primeros años después de finalizar estudios universitarios o de formación profesional (seis años en caso de titulados con discapacidad). Tendrán una duración mínima de seis meses y máxima de dos años. Después de dos años con un contrato de formación, ninguna empresa puede volver a ofrecernos esta modalidad de contrato.

    Calendario laboral

    No es estrictamente cierto que la jornada máxima en España sea de 40 horas semanales. En realidad, cada año se fija un número anual de horas laborables: incluso restando festivos y vacaciones, el número de horas resultante suele ser menor a 40 por semana. Algunos convenios lo resuelven con viernes por la tarde no laborables o jornadas intensivas estivales. Otras, aumentando los días de libre disposición. Conviene preguntar a la empresa y hacer el recuento correctamente.

    Pagas extra

    Todos los trabajadores tienen derecho al menos a dos pagas extraordinarias, una en navidad y otra en el mes que se fije por acuerdo con el empresario o por convenio colectivo. Entonces, ¿cómo es que hay ofertas de empleo con solo doce pagas? La respuesta es muy sencilla: en ese caso, el empresario prorratea el importe de las pagas extraordinarias a lo largo de los doce meses. En teoría esto solo puede hacerse de común acuerdo. Y es importante tenerlo en cuenta a la hora de negociar un contrato de trabajo: ¡1.000 euros en doce pagas equivale, en realidad, a un sueldo de 857 euros al mes!

    Horarios

    Entre el final de una jornada y el principio de la siguiente han de transcurrir, como mínimo, doce horas. La jornada normal no puede tener una duración superior a nueve horas, aunque la ley contempla excepciones.

    Horas extra

    No pueden ser más de ochenta al año. Los menores de dieciocho años y los trabajadores con un empleo nocturno no pueden realizarlas. Deben compensarse con una retribución no inferior a la de la hora normal o bien con tiempo equivalente de descanso retribuido. En caso de que no haya un pacto expreso, se sobreentiende que se retribuirán con descanso en los cuatro meses siguientes a su realización.

    Vacaciones

    Su duración total anual no puede ser inferior a treinta días naturales y en ningún caso pueden sustituirse por remuneración (cambiar días de vacaciones por dinero es una práctica muy extendida, pero ilegal).

    Preaviso

    El preaviso mínimo en caso de extinción de contrato es de quince días naturales, pero por acuerdo privado se pueden fijar períodos más largos. Es habitual fijar un preaviso de un mes para puestos técnicos y de tres meses para cargos directivos.

    Para saber más

    El Estatuto de los Trabajadores es la norma básica por la que se rigen las relaciones laborales en España, aunque hay que tener en cuenta que excluye a grandes colectivos, como funcionarios, trabajadores autónomos, transportistas o empleados domésticos. Además hay numerosas leyes que lo modifican, aunque éstas suelen estar incluidas en el texto como apéndices.

    Además, cada año el Ministerio de Trabajo publica una Guía Laboral más clara y sencilla que el Estatuto.

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  • 10 consejos para aprobar tu oposición

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    Por muy prometedor que sea nuestro futuro como funcionario, hay un hecho incuestionable: obtener la plaza no es fácil. La dificultad, eso sí, varía mucho de unas categorías a otras. Las oposiciones más sencillas de la categoría C pueden componerse de tan solo 10 temas; las más complejas de la A como, por ejemplo, los puestos más elevados de la Administración de Justicia (jueces, fiscales, etc…), pueden llegar a superar los 400. Unas y otras, especialmente las más largas, requieren una gran dosis de paciencia, disciplina y autocontrol.

    Aquí tienes algunos consejos para aprobar tu oposición y llegar con éxito a tu meta: ser empleado público.

    1.- Mentalízate: Estudiar una oposición es un reto. Requiere una preparación psicológica similar a la de un deportista de elite. Lograr tu objetivo debe convertirse en tu máxima prioridad. Si eso implica renunciar temporalmente a otras cosas (como salir, trasnochar o dedicarse a hobbies absorbentes), debes estar dispuesto a renunciar. Más adelante dispondrás de tiempo de sobra para dedicarte a ellas.

    2.- Busca apoyo: Habla con tu familia y con tus amigos. Explícales lo importante que es para ti aprobar la oposición. Necesitarás que te entiendan y te animen. Pídeles que te liberen temporalmente de algunas obligaciones domésticas y que no te presionen constantemente para salir.

    3.- Planifica: No improvises. Con ayuda de un calendario, decide qué temas vas a estudiar, en qué orden y cuándo. Los expertos aconsejan empezar por los de dificultad media, continuar con los más difíciles y acabar con los fáciles.

    4.- Haz esquemas: Lo ideal es abordar cada tema varias veces, con distintos enfoques: una primera lectura rápida para tomar contacto; una segunda lectura, fluorescente en mano, para subrayar lo esencial. A partir de ahí estarás listo para elaborar un esquema, que te permitirá estructurar mejor los conocimientos. Por último, autoevalúate con un repaso final. Explicar lo aprendido en voz alta es muy útil para detectar lagunas y ayuda a memorizar mejor los contenidos.

    5.- Sé constante: Una oposición es una carrera de fondo. No sirve de nada pegarse un panzón de estudiar durante dos o tres días, si después vas a cansarte y a dejarlo durante una semana. Ponte un horario realista y cúmplelo. Entre 6 y 8 horas diarias serán suficientes para una oposición de categoría B. Las oposiciones de categoría A pueden exigir una dedicación mayor, de unas 50 horas semanales.

    6.- Descansa: Una cosa es renunciar a las actividades que más te distraen y otra muy distinta eliminar el ocio por completo. Para rendir bien, necesitas reservar algo de tiempo para ti. Asegúrate de dormir entre 7 y 8 horas cada noche, tómate 10 minutos de descanso cada hora y dedica algo de tiempo cada día a algo que te guste.

    7.- Si es necesario, recurre a profesionales. Una academia o un buen preparador particular te ayudarán a resolver dudas, a marcarte un buen ritmo de estudio y a evaluar tus conocimientos. Además, su experiencia formando opositores les convierte también en un buen apoyo moral. A menudo te comprenderán mejor que tu propia familia. Puedes encontrar buenos centros de preparación en el buscador de Iberestudios.

    8.- Visita el lugar del examen. No hay nada más estresante que enfrentarse a lo desconocido. Evítate esa angustia innecesaria visitando el lugar del examen con varios días, incluso semanas, de antelación. Sabrás de antemano dónde está todo: el aula, los lavabos, el punto de información… Y lo que es más importante, cuando llegue el día clave sentirás que dominas la situación.

    9.- Las últimas 24 horas, jornada sabática. Si dedicas el último día a repasar, solamente lograrás ponerte más nervioso. En lugar de eso, prepara la documentación que necesitarás al día siguiente (DNI, resguardo del pago de tasas, varios bolígrafos y lápices, un tentempié…) y  déjala en un lugar visible, junto a la puerta de entrada. El resto del tiempo, pásalo haciendo alguna actividad tranquila: pasear, leer, jugar al ordenador… Imagina que eres un deportista concentrado en un hotel antes de una final: ya has entrenado duro durante meses, ahora preocúpate de estar descansado y en forma.

    10.- No te rindas. Mantén siempre una actitud positiva. Si te has embarcado en esto es porque puedes conseguirlo: no dejes que nada afecte a tu autoestima. Si te invaden pensamientos negativos, del tipo “no lo lograré”, “hay pocas plazas”, “los demás sabrán más que yo”, recuérdate a ti mismo cuáles son tus puntos fuertes. No dudes nunca de tu capacidad: tarde o temprano, el esfuerzo habrá valido la pena.

  • Trabajar en la Administración Pública: un puesto para toda la vida

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    En estos tiempos de inestabilidad laboral, cada vez son más las personas que se deciden por una carrera en la Administración Pública. Los salarios no son altos, pero sí razonables; los horarios permiten una buena conciliación con la vida familiar y -el argumento definitivosi la plaza que se obtiene es de funcionario, el puesto de trabajo está prácticamente asegurado de por vida. Incluso en el caso de convertirse en personal laboral fijo, en cuyo caso los contratos se rigen por el Estatuto de los Trabajadores, la rígida normativa interna de la Administración hace muy difícil perder el puesto por un despido improcedente. Además, las normas relativas a permisos, vacaciones, excedencias maternales, etc… se respetan mucho más que en la industria privada.

    ¿Quiénes pueden ser funcionarios?

    Los requisitos para presentarse a funcionario son pocos, pero deben cumplirse a rajatabla:

    • Nacionalidad española. En algunas convocatorias se admite también a extranjeros comunitarios.
    • Mayoría de edad. Es preciso tener más de 18 años en casi todos los casos, salvo en determinadas plazas de las categorías de subalternos, en que la edad mínima se rebaja a 16.
    • No estar inhabilitado para ejercer la función pública ni haber sido objeto de un expediente disciplinario en la Administración Pública. Es decir, a los funcionarios que hayan perdido su condición a causa de un comportamiento irregular no se les permite volver a presentarse a otra plaza.
    • No padecer enfermedades o defectos físicos que impidan desempeñar las funciones del puesto. Esto no significa que el empleo público esté vedado a enfermos crónicos o discapacitados. Todo lo contrario: en las convocatorias múltiples se suele reservar un porcentaje de plazas a candidatos con certificado de discapacidad. Sólo es necesario que la discapacidad no sea incompatible con el trabajo concreto para el que se opta.
    • Poseer la titulación mínima exigida según la categoría del puesto.

    Algunas oposiciones fijan un límite de edad o exigen unas características físicas determinadas. Por ejemplo, para presentarse a los Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía, Guardia Civil, Mossos o Ertzaintza)  es preciso ser menor de 30 años y medir 1,70 m, en el caso de los hombres, o 1,65 m, en el de las mujeres. En la Comunidad Valenciana este requisito es menos exigente: 1,65 de altura mínima para ellos y 1,60 para ellas. Los auxiliares de biblioteca no pueden ser mayores de 55 años en el momento de optar por esta plaza. Dominar la lengua propia de la comunidad autónoma también es un requisito frecuente en las convocatorias autonómicas y locales.

    Categorías de empleo público

    El último Estatuto Básico del Empleado Público, de 2007, establece 5 categorías para empleados públicos:

    Grupo A: Cuerpos y escala. Título universitario de grado (las antiguas licenciaturas y diplomaturas también son válidas)

    • A1
    • A2

    Grupo B: Título de Técnico  Superior

    Grupo C:

    • C1: Título de Bachiller
    • C2: Título de Graduado en ESO

    ¿Es posible  despedir a un funcionario?

    Sí, pero solamente en casos extremos. Éstas son las razones, todas ellas de peso, por las que un empleado público puede perder su condición de funcionario:

    • Pérdida de la ciudadanía española o comunitaria.
    • Inhabilitación absoluta o especial para un cargo público.
    • Sanción disciplinaria que implique la separación del servicio. No sólo se pierde la plaza: además, el interesado no podrá volver a presentarse a una oposición o concurso público.
    • Jubilación
    • Defunción
    • Renuncia voluntaria y por escrito. En este caso, al interesado no se le impedirá volver a presentarse a una plaza.
  • Cómo prepararse para las primeras semanas de un MBA

    Un programa de MBA a veces puede parecer un trabajo a tiempo completo. Los estudiantes tienen su agenda llena al estar forjando contactos, buscando empleo, asistiendo a clase, uniéndose a clubes y haciendo tareas. Especialmente al principio, el ritmo puede ser abrumador, así que es importante que tenga un plan para pasar de su trabajo a la escuela.

    «Usted no acaba de desempacar y ya tiene todo un calendario, la escuela y la búsqueda de empleo», dice Scott Shrum, director de investigaciones de admisiones de M.B.A. de Veritas Prep, una firma de consultoría sobre admisiones a escuelas de negocios con sede en California. «Mucha gente tiende a tropezar con eso».

    A continuación, algunos consejos para hacer una transición de la oficina al salón de clases:

    Sepa en lo que se está metiendo. Algunas escuelas se enfocan en estudios de casos prácticos y en trabajo académico. Otros alientan a los estudiantes a participar en clubes y competencias extracurriculares. Entender el ambiente del campus le ayudará a prepararse. Si su escuela ofrece un programa de mentores para estudiantes, apúntese. Tendrá la oportunidad de solicitar consejos sobre la escuela y la búsqueda de trabajo a un estudiante de segundo año con más experiencia.

    Hable con su pareja. Los horarios de su escuela serán diferentes a los de su trabajo, así que su rutina con su pareja probablemente cambie. «La persona en su vida tiene que saber exactamente el tipo de horario que tendrá», dice Michael Cohan, fundador de MBAPrepAdvantage, una firma de consultoría sobre M.B.A. con sede en Miami. «Tiene que decirle que le dedicará un poco menos de tiempo».

    Priorice sus actividades. Tendrá que hacer malabares con muchas cosas: su búsqueda de trabajo, estudios, actividades dentro del campus y la socialización. Resista la tentación de unirse a todos los clubes que le interesen. Decida lo que quiere obtener de la escuela de negocios y concéntrese en actividades que impulsarán su carrera. Si quiere aprender sobre desarrollo de marca, por ejemplo, únase a un club de marketing.

    Shrum dice que aquellos que cambian de carrera necesitan ser especialmente cuidadosos al prepararse para entrevistas de trabajo, ya que podría significar tener que dedicarles menos tiempo a sus estudios. «No estoy diciendo que no se concentre en sus clases, pero está tratando de conseguir un trabajo lucrativo y tendrá que empezar a prepararse apenas pase por la entrada», aconseja. «Es casi imposible encontrar a alguien que haya fracasado en una escuela de negocios, así que dedique su energía en la búsqueda de trabajo».

    Amplíe su red. Su red escolar puede ser un activo importante para su carrera. Únase a un club y postúlese para puestos de liderazgo para conocer gente nueva, incluyendo estudiantes de segundo año que no podría conocer en clase. Dedique tiempo libre conociendo a sus compañeros; incluso cenar juntos o ir a tomar algo puede ser una buena inversión para su carrera.

    «Sin dudas, los estudiantes dicen que desean haber pasado menos tiempo en los estudios y más tiempo con compañeros de clase», señala Shrum.

    Además, aun si la atmósfera de la clase es competitiva, no sea tan desalmado como para negarse a ayudar a sus compañeros. Esa actitud le hará más difícil formar redes de contactos.

    Sea amigable pero profesional, aconseja Stacy Blackman, una consultora de admisiones y presidenta de la firma Stacy Blackman Consulting en Los Ángeles. Traiga tarjetas de presentación a clase, ferias de trabajo y presentaciones, agrega.

    Adáptese al ritmo ajetreado. Shrum advierte que ser un estudiante de M.B.A. puede demandar más tiempo y ser difícil que su previo empleo a tiempo completo. Cuando no esté en clase, estará haciendo trabajos grupales, asistiendo a sesiones de estudio o leyendo por su cuenta.

    «Tiene que adaptarse a la locura, o lo volverá loco», dice Shrum.

    Fuente Original: Wall Street Journal

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