La opinión pública ha maltratado durante décadas a los estudios de formación profesional. ¿Tu niño es de BUP o de FP?, se preguntaban unas a otras, con lengua viperina, las madres de hace treinta años. Varias reformas educativas más tarde, la mentalidad ha ido cambiando, pero muy lentamente. Media España sigue empeñada en que sus hijos estudien una carrera universitaria a toda costa, con talento académico o sin él, con vocación o sin ella… mientras la otra media se rinde al fracaso escolar y lo planta todo en la ESO.
Nada de medias tintas: aquí, o todo, o nada. Es una verdadera lástima, porque al mismo tiempo llevamos años leyendo que nuestro país necesita más titulados de Formación Profesional. Y de paso estamos condenando a muchos universitarios a la sobrecualificación: estudiar durante años algo que, a menudo, ni siquiera les apetece para acabar trabajando en un empleo de categoría inferior.
La crisis está empezando a cambiar este mapa, y no es de extrañar. Si el paro entre universitarios se ha duplicado en los últimos dos años, las estadísticas de FP, aunque en su mayoría no son recientes, parecen más alentadoras. Según Randstad, una de cada dos ofertas de empleo está dirigida a titulados de formación profesional. El informe FP Nexus 2009 de CEAC maneja datos de empleabilidad algo antiguos (concretamente, de 2005) pero muy reveladores. Según este estudio, la inserción laboral de los FP de grado medio sería del 82%, mientras que algunas familias profesionales de las titulaciones de FP de grado superior se acercaban al 100% de empleabilidad. Sería el caso de las artes gráficas o la industra alimentaria. ¿Quieren más? En 2008, recién estrenada la crisis, el Observatorio Joven de Empleo calculó que el 90% de titulados de FP trabajaba en lo suyo, algo que no puede decirse, ciertamente, de los universitarios (El informe Eurydice, de la Unión Europea, estima que únicamente el 40% de los universitarios españoles tiene un trabajo adecuado a sus estudios). El 40% de los titulados de formación profesional obtenía su primer empleo en la misma empresa donde realizaba las prácticas, el 71% encontraba trabajo en menos de seis meses y casi el 90% lo conseguía en un plazo mayor de tiempo.
¿Qué futuro les espera a los más de 500.000 alumnos que se matricularon en formación profesional este último curso? Sin duda, ya no serán la Cenicienta del panorama educativo español. Más bien tienen números de convertirse en la reina del baile. Si os interesa esta opción formativa, no os perdáis el reportaje especial de esta semana. Os hemos preparado un listado con las últimas titulaciones de FP y las que tienen más salida. Os desvelamos los últimos datos del Catálogo de Ocupaciones de Difícil Cobertura, para que sepáis qué profesionales son más necesarios en vuestra comunidad autónoma. Por si ya tenéis vuestro título de FP y queréis seguir aprendiendo, os contamos cuáles son las nuevas pautas de acceso a la universidad. Y si necesitáis horarios flexibles, os explicamos cómo estudiar FP online, sin moveros de casa.
La formación online es ya una tendencia imparable en la universidad. Cada vez son más los títulos que pueden obtenerse sin salir de casa y con total flexibilidad horaria, gracias a nuevas herramientas como los campus virtuales, las redes sociales, los foros de aprendizaje, las pizarras electrónicas, las videoconferencias, etc…
Las estadísticas hablan muy claro. A mayor formación, menos desempleo. El paro se ceba sin piedad con aquellos trabajadores que sólo tienen la formación obligatoria. En cambio, el nivel de empleabilidad de los titulados de Formación Profesional alcanza el 75% actualmente.
Hace algunos siglos había pocas maneras de canalizar la vocación artística. Uno podía ser arquitecto, pintor o, tal vez, orfebre. No quedaban muchas más opciones, y todas requerían una gran habilidad manual. Con la llegada de las vanguardias de principios del XX, el arte dio un vuelco para siempre. Cada vez es algo menos etéreo y más integrado en nuestro día a día.
Una anécdota real: dos antiguas compañeras de trabajo van a casa de una tercera, que tiene un hijo pequeño. El niño está haciendo un dibujo y se acerca a ellas para enseñárselo. Una pregunta: «¿qué significa?». La otra, «¿de qué color es?. Ambas profesionales eran creativas, pero una trabajaba como redactora y la otra, como directora de arte. O, lo que es lo mismo, diseñadora gráfica.
Te pasas la vida pegado al PC, a la PSP o a la XBox. Tienes cuatro personajes de nivel 80 en World of Warcraft, te has pasado tres veces la última versión de Call of Duty y estás al tanto de todas las novedades y lanzamientos del mercado. En casa te suplican que hagas más deporte, que salgas un rato a caminar al aire libre, o directamente guardan la consola bajo llave cada vez que se acercan exámenes. Siempre te repiten que jugar tantas horas es malo, que necesitas estudiar algo de provecho, y tal vez tengan razón, pero… ¿te has planteado que puedes convertir tu pasión por los videojuegos en una profesión?
En otras profesiones se puede salir airoso de un proceso de selección con una tarjeta profesional, una carta de presentación bien escrita, un currículum en papel y, si me apuras, un completo perfil en 
Hay una red social para cada cosa. 
Además de una formación sólida, un diseñador gráfico necesita herramientas para trabajar. El cutter, el rotulador y el cartón pluma hace años que pasaron a la historia. Puede que aún necesites algunos de estos recursos manuales para montar maquetas y presentar bocetos, pero hoy en día el grueso del trabajo de un artista gráfico se lleva a cabo en el ordenador.