La sociedad actual cada vez nos empuja a un ritmo de vida más trepidante donde cada vez tenemos más cosas que hacer y menos tiempo. Pero el auge de las nuevas tecnologías ha supuesto un cambio para todas aquellas personas que deban o quieran ampliar su formación: los cursos online se han convertido en una gran alternativa.
Más baratos y adaptados a nuestro ritmo. Son muchas las ventajas de esta nueva forma de sumar conocimientos, pero no las únicas:
– Nuestro propio calendario. La formación a distancia se adapta al ritmo de aprendizaje de cada alumno sin afectar al resto, todo ello sujeto a nuestros propios horarios. Como somos nosotros los que podemos elegir el horario, es posible compaginar con otras actividades.
– Ahorro en desplazamiento. No solo de dinero sino también de tiempo. La universidad está donde esté nuestro ordenador por lo que no solo podemos estudiar en nuestro cuarto, también podemos hacerlo en la biblioteca, en un parque, en una cafetería…
– Tutorías online. Muchas veces, especialmente en carreras universitarias, el trato con el profesor es casi inexistente. En los estudios online se revitaliza la figura del tutor, que tiene contacto directo con el alumno a lo largo de todo el curso.
– Familiarización con las nuevas tecnologías. El hecho de tener que usarlas para mejorar en nuestros estudios hace que personas que tienen una relación distante con ellas descubran nuevas formas de aprendizaje. Las dinámicas de intercambio de información y dudas en el campus virtual suelen dar pie a una participación posterior, y voluntaria, en foros, comentarios de noticias, etc.
– Más implicación individual. Los alumnos online se acostumbran desde un principio a trabajar de una manera autónoma. No existe la figura del estudiante pasivo. En los estudios a distancia no puedes entrar en una clase y hacer como que escuchas porque hay que estudiar de una manera activa. Esto hace que seamos conscientes de todo lo que aprendemos y que la involucración sea máxima.
Aunque son numerosas las ventajas, los cursos online conllevan una serie de riesgos a tener en cuenta:
– Falta de organización. Si empezamos a acumular ejercicios o tiempo de estudio para el final de la semana llegará un momento en el que nos veremos desbordados. Una buena planificación previa es esencial.
– Lugar de estudio. Normalmente suele ser el mismo que el de ocio y hay peligro de caer en demasiados «descansos». Es más fácil distraerse que en un aula normal pero se puede sobrellevar con un poco de disciplina.
– Dependencia de las nuevas tecnologías. Son unas herramientas muy potentes pero pueden fallar. No olvidemos que dependemos de un buen ordenador y una conexión a la red.
Sin duda, el auge de las matriculaciones en estos estudios demuestra que cada vez son más las personas que se animan a probarlo y que acaban ampliando sus estudios de una manera más cómoda y personalizada.[relacionados align=»left»]Otros contenidos de este reportaje[/relacionados]
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