El Pacto Educativo ¿Ficción o Realidad?

La palabra “pacto” unida a la de “educación” es para muchos, una expresión vacía de contenidos. Las reformas educativas prometidas en anteriores legislaturas, no han mejorado la calidad de la enseñanza española, que tiene muchas deficiencias aún por resolver.

El último Pacto de Educación anunciado por el Ministro de Educación, Ángel Gabilondo está dando lugar a muchos debates y muchas dudas y, también, muchas protestas. Pero… ¿en qué se fundamenta? Básicamente en: La lucha contra el abandono escolar (que dobla la media europea), potenciar el FP integral, para lograr profesionales más cualificados, resaltar la importancia de los idiomas en la formación, el impulso de las becas (se creará un Observatorio de Becas para analizar su gestión), promover la agregación y la excelencia de las Universidades, definiendo un modelo de financiación.

Gabilondo lo tiene difícil: ha tocado otros temas un poco “espinosos”, como la religión en las escuelas y las lenguas cooficiales.  Asociaciones de colegios religiosos ya han manifestado su protesta por la exclusión de la enseñanza religiosa en la educación, mientras que los laicos reclaman una educación libre de ideologías religiosas.

Los profesores, por su parte, debaten entorno a la eficacia de las medidas y algunos blogs critican que las ideas propuestas por Gabilondo se centran en la Universidad y olvidan a las escuelas públicas. Otros como «Diario del Endriago» o “La agenda del maestro” comentan que la escuela pública es la única que llega a alumnos de cualquier clase social y en ellas reside la importancia de inculcar a todos los alumnos la importancia de la educación.

Otra cuestión que reclaman profesores y padres es la falta de medidas para estudiantes con necesidades especiales. La bitácora «Autismo y Lenguaje» reclama la poca atención que recibe este colectivo por parte de las administraciones públicas.
Además, el pacto educativo ha chocado con un tema aún más polémico, la adaptación al Plan Bolonia para Europa. Los alumnos reclaman una universidad de calidad que no sirva a intereses de empresas privadas y plataformas como «El No a Bolonia» critican cuestiones como la puesta en marcha de las becas préstamo o el nuevo CAP.

Parece que cada movimiento de Gabilondo levanta nuevas críticas. Hay muchas ideas en el aire, pero pese a las protestas…¿se pondrán realmente en marcha?

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