Lo cierto es que no es la primera vez que se hace un estudio que vincula el estrés con el infarto. De hecho se han realizado muchas investigaciones y, a la vez, existen numerosos resultados. Para acabar con esa variabilidad, algunos investigadores del departamento de Epidemiología, y Salud Pública de la University College London ha analizado 13 de esos estudios, realizados entre 1985 y 2006, en los que habían participado 197.473 hombres y mujeres sin enfermedades.
Al parecer, de todos los participantes, 30.214 afirmaron tener estrés en su trabajo, provocado sobre todo por tener una carga laboral excesiva y poca libertad en la toma de decisiones.
Tras comprobar el número de infartos de miocardio producidos (2.356) durante los 7,5 años de seguimiento y analizar su vida laboral, los investigadores comprobaron que los ataques al corazón fueron un 23% más frecuente en personas con mucho estrés. Cabe destacar, además, que el riesgo fue independiente de factores como la edad, género, estilo de vida o situación económica.
Aún así los resultados del estudio señalan que ese porcentaje de estrés es menor que en estudios anteriores que lo colocaban en un 40% o más.
Los investigadores quisieron explicar que si se eliminara el estrés laboral se podrían prevenir un 3,4 % los casos de infarto. Del mismo modo, podemos mencionar que evitando el trabajo las probabilidades de padecer un infarto se reduciría un 36%. La obesidad abdominal y no realizar ejercicio físico también tienen una gran influencia, por lo que cambiando los hábitos se rebajaría el riesgo cardiovascular un 20% y un 12% respectivamente.
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