El e-learning, o aprendizaje a través de Internet, nació en los años noventa en una versión absolutamente rudimentaria. Dado que la red era una fuente inagotable de información, era lógico utilizarla para transmitir conocimiento. Pero en la era de las .com, Internet se utilizaba como un sustituto o un complemento a los libros. Los materiales pedagógicos estaban volcados en páginas web o eran simples documentos pdf que podían descargarse o imprimirse, meros libros digitales. Raramente aprovechaban al máximo las posibilidades que brindaban los hiperenlaces.
Pero la propia naturaleza de la red ha transformado nuestra manera de compartir conocimientos. Ya no hay un emisor y varios receptores, como en el aula presencial. En Internet todo el mundo puede crear y recibir contenidos en igualdad de condiciones. Este modelo de comunicación ha creado un nuevo sistema pedagógico, el aprendizaje colaborativo en red. Los alumnos ya no son receptores pasivos de conocimiento, sino que participan activamente en el proceso de aprendizaje. El acento ya no se pone en la adquisición de información, sino en el desarrollo de capacidades.
Ya hemos comprobado el gran potencial de las wikis, los blogs y otras herramientas como complemento al trabajo en el aula de primaria o secundaria. Pero las universidades han dado un paso más allá. Ya es posible estudiar un grado o un máster 100% online, gracias a los campus virtuales, plataformas interactivas que sustituyen (y en algunos aspectos incluso mejoran) la comunicación presencial en el aula. La UOC fue pionera en Europa, pero ya son más de 50 los centros que ofrecen algún tipo de campus online.
Además, Internet diluye las fronteras entre centros educativos. Las universidades presenciales han creado redes que permiten cursar en línea asignaturas optativas de una universidad distinta a aquella donde el alumno está matriculado. Es el caso del proyecto ADA, en Madrid, el Campus Virtual del G-9 o Catcampus, en Cataluña.
Estas son algunas de las ventajas de los campus virtuales:
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Permanentemente actualizados: a diferencia de los libros, Internet permite incorporar novedades al instante.
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Colaborativos: expertos y alumnos de dentro y fuera de la institución participan en el proceso de aprendizaje
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Individualizados: cada alumno marca su ritmo de aprendizaje e incluso su itinerario de especialización
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Abiertos 24 h: la flexibilidad horaria es máxima. No solo se trata de que cada alumno estudie cuando quiera: también puede elegir cuándo asistir a una clase magistral grabada en vídeo o cuándo participar en un trabajo en grupo, sin necesidad de que el profesor o los compañeros estén conectados en ese preciso momento
Software para campus virtuales
Para integrar todas las posibilidades de la web en una plataforma privada, flexible y completa, no hay más remedio que recurrir al software. Hay varias herramientas comerciales de buena calidad, como NETcampus o Campus Virtual LMS.
Pero cada vez se impone más el software libre, basado, en su mayoría, en sistemas LMS o LCMS. Podéis encontrar un directorio completo en la web Elearning Workshops y escoger el que más os guste, aunque el clamor popular ya ha elegido un ganador. Se llama Moodle y es el nuevo fenómeno social en e-learning. Más de 46.000 plataformas de aprendizaje de más de 200 países lo utilizan: en total, unos 25 millones de usuarios entre maestros y alumnos. El secreto de su éxito: es adaptable (está basado en open source y permite modificar sus características según las necesidades de cada centro), 100% gratuito y cuenta con una comunidad de soporte online.
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