Subnegacionismo climático: Vínculos con la ultraderecha y Trump

Subnegacionismo climatico

El subnegacionismo climático ha surgido como una nueva corriente dentro del negacionismo climático. Este fenómeno, vinculado estrechamente con la ultraderecha y potenciado durante el mandato de Donald Trump, representa un obstáculo clave en la lucha global contra el cambio climático.

¿Qué es el subnegacionismo climático?

El subnegacionismo climático no niega completamente la existencia del cambio climático. En lugar de rechazar la ciencia climática de manera explícita, los subnegacionistas minimizan su gravedad, ponen en duda la responsabilidad humana o diluyen la urgencia de la acción. Este enfoque más sutil, pero igualmente peligroso, siembra dudas y retrasa la implementación de políticas efectivas.

A diferencia del negacionismo clásico, el subnegacionismo se presenta como una narrativa «racional», empaquetada en términos de dudas legítimas y alternativas que no necesariamente rechazan la evidencia, pero distorsionan su interpretación. Este discurso, muchas veces amplificado por los medios conservadores, permite a sus defensores posicionarse como escépticos legítimos, cuando en realidad perpetúan el inmovilismo.

El papel de la ultraderecha en el subnegacionismo climático

La ultraderecha ha encontrado en el subnegacionismo climático una herramienta política eficaz para defender los intereses de sectores industriales y grupos empresariales, especialmente aquellos ligados a los combustibles fósiles. Las políticas climáticas son percibidas como parte de una agenda «globalista», que amenaza la soberanía nacional y pone en riesgo la economía tradicional.

Líderes de ultraderecha como Marine Le Pen en Francia o Jair Bolsonaro en Brasil han abrazado esta narrativa, aludiendo a los peligros que las regulaciones climáticas suponen para las industrias nacionales, especialmente las vinculadas al carbón, el petróleo y la manufactura. Presentan el cambio climático como un tema secundario frente a la defensa de los empleos locales y la economía nacional.

Donald Trump: El campeón del subnegacionismo

Durante su presidencia, Donald Trump se convirtió en el portavoz más visible del subnegacionismo climático. Desde su famoso tuit en el que califica al cambio climático como un «engaño chino», hasta su decisión de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París en 2017, Trump ha utilizado su plataforma para promover una narrativa en la que las políticas climáticas se presentan como destructivas para la economía.

Bajo su administración, se eliminaron regulaciones medioambientales clave, incluyendo restricciones en la extracción de combustibles fósiles y la reversión de normativas sobre emisiones. Trump justificó estas medidas con el argumento de que las políticas climáticas sacrificaban empleos estadounidenses en beneficio de la competencia internacional.

La postura de Trump resonó profundamente entre su base electoral, particularmente en comunidades industriales y dependientes del carbón. Así, la defensa del empleo y la economía estadounidense se convirtió en una excusa para ignorar las advertencias científicas sobre el impacto catastrófico del cambio climático.

Los medios y la amplificación del subnegacionismo

Los medios de la ultraderecha, como Fox News y Breitbart, han desempeñado un papel crucial en la amplificación del subnegacionismo climático. A través de la tergiversación de datos científicos, la ridiculización de figuras como Greta Thunberg y la promoción de teorías de conspiración, estos medios han cultivado un escepticismo entre sus audiencias sobre la urgencia de la crisis climática.

Además, las plataformas de redes sociales han facilitado la diseminación de información falsa o engañosa sobre el cambio climático. Algoritmos que favorecen el contenido sensacionalista y polarizante han ayudado a amplificar estos mensajes, generando confusión y apatia entre el público.

Intereses económicos detrás del subnegacionismo

El subnegacionismo climático está estrechamente vinculado a los intereses económicos de la industria de los combustibles fósiles. Empresas como ExxonMobil han sido acusadas de financiar campañas de desinformación y de apoyar a políticos que rechazan la regulación ambiental. Estos intereses económicos encuentran en la ultraderecha una aliada natural para proteger sus ganancias a expensas del medioambiente.

La relación simbiótica entre la industria de los combustibles fósiles y los movimientos políticos de derecha ha sido clave para bloquear o retrasar políticas que podrían mitigar los efectos del cambio climático. Este maridaje es evidente en el discurso de muchos líderes políticos que, a pesar de reconocer la existencia del cambio climático, insisten en que las regulaciones serán catastróficas para la economía.

El futuro del subnegacionismo

A medida que los efectos del cambio climático se vuelven más evidentes, el subnegacionismo climático se enfrenta a un escrutinio creciente. Sin embargo, la influencia de la ultraderecha y los intereses económicos detrás de esta corriente sugiere que seguirá siendo un obstáculo en la lucha contra la crisis climática en los próximos años.

La batalla contra el subnegacionismo no es solo una cuestión medioambiental, sino una lucha por el poder político y económico. Enfrentar esta amenaza requiere una acción coordinada tanto a nivel global como local, impulsada por la ciencia, la educación y una mayor conciencia social.

Comparte este artículo con tus amigos y colegas para que comprendan mejor los peligros del subnegacionismo climático y su impacto en las políticas globales. Y si deseas aprender más sobre la intersección entre política y medioambiente, ¡ahora es tu momento para actuar!∴

Publicado por Alba Blanco

Alba Blanco es una periodista especializada en tecnología, conocida por su capacidad para comunicar temas complejos de una manera accesible y atractiva. Con una carrera destacada en el ámbito del periodismo tecnológico, Alba ha sido una voz influyente en la industria, proporcionando análisis detallados y perspectivas únicas sobre las tendencias y avances más recientes en tecnología.