¿Qué define a un buen superior?

La semana pasada analizamos las expectativas que los trabajadores tenían sobre sus superiores y nos quedó pendiente ver cuáles eran las diez características que, según el estudio de Randstad, definían al superior ideal. Son las siguientes:

–         Pertenencia a un grupo. Debe comportarse como un miembro más del equipo y debe ser capaz de transmitir un objetivo común a las personas que se encuentran bajo su supervisión.

–         Capacidad de comunicación. La comunicación es básica en cualquier proceso empresarial. Ésta debe ser fluida y transparente, además de directa y respetuosa. Según apunta Randstad debe primar la honestidad por encima de todo.

–         Ejemplo a seguir. Un jefe ilusionado es un mejor jefe. Los grandes superiores deben ser el referente a seguir por sus empleados.

–         Estandarte de la compañía. Es el líder de la compañía y debe actual como tal. Es la persona que debe dejar claros los valores y la visión de la compañía para hacer que los trabajadores noten que forman parte de ella.

–         Motivador. Debe ser la persona que impulse los puntos fuertes de los trabajadores y refuerce sus carencias. Es importante conocer la personalidad de los empleados y actuar adaptándose a ésta. Un profesional motivado es un profesional más completo.

–         Promotor del cambio. Innovación y creatividad son dos palabras que no pueden faltar en todo buen superior. Un buen líder debe estar siempre preparado para el cambio.

–         Conciliador. Randstad indica que un buen jefe no solo debe comunicarse con su equipo de manera continuada y efectiva sino que debe promover la buena relación dentro del grupo. La comprensión y la capacidad de diálogo son básicas para cumplir este objetivo. Una máxima importante que revela el estudio: ‘el jefe no impone sus opiniones, sino que tiene que convencer a las personas que trabajan con él’.

–         Capaz de aprender de los demás. Un buen líder no tiene miedo de rodearse de los profesionales más aptos para aprender al máximo de ellos. Sumar siempre es positivo.

–         Sabe delegar. Como no teme a sus colaboradores, un buen superior confía en ellos y, por lo tanto, aprende a delegar.

–         Capacidad de resolución. Un buen jefe reduce los problemas a aquello realmente importante y toma decisiones asumiendo sus consecuencias. Debe saber eliminar las tareas innecesarias y coordinar el tiempo de trabajo de una manera efectiva.

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