Oposiciones y concursos: vías para obtener tu plaza pública

oposicionesLa mayoría de las plazas de empleo público se cubren mediante un proceso público de selección. Y ojo, porque esto afecta no sólo a las plazas de funcionario, sino a menudo también a otros puestos, como por ejemplo los de personal laboral.

Hay tres clases de procesos de selección en la Administración Pública:

Oposiciones: Son las más populares, las que todo el mundo tiene en mente cuando decimos «Fulanito prepara unas oposiciones». Consisten en un examen, compuesto por una serie de pruebas que varían en función del puesto: tests, desarrollo de temas, pruebas psicotécnicas, resolución de casos prácticos… El contenido se divide en dos partes: un temario general de Derecho Administrativo, Constitucional, etc… y un temario específico con los conocimientos requeridos para el puesto. En ocasiones también se exige una prueba de idiomas.

En los procesos de oposición,  la nota del examen es lo único que cuenta para acceder a la plaza pública. Los candidatos con mejor nota serán los que consigan el puesto.

Concurso de méritos: Es una competición en la que se tienen en cuenta los méritos profesionales y académicos de cada candidato. Se trata de algo semejante a comparar sus currículum, sólo que en este caso el proceso es mucho más formal que en una empresa privada. Para asegurarse de que la selección se hace de manera equitativa y justa, a cada uno de los méritos posibles (títulos académicos, experiencia en puestos similares, títulos de idiomas, etc…) se le asigna una puntuación. El candidato con la puntuación más alta será el escogido. No es raro que un concurso de méritos incluya también una o varias entrevistas, que también serán puntuadas.

Este sistema se utiliza, sobre todo, para cubrir puestos muy especializados o plazas de promoción interna.

Concurso-oposición: Esta fórmula es cada vez más frecuente. Se trata de procesos que combinan ambos sistemas: oposición (examen) y concurso de méritos. Normalmente sólo pasan a la fase de concurso de méritos los candidatos que han aprobado el examen, aunque se suele pedir que el candidato exponga sus méritos (y aporte la documentación correspondiente) en el mismo momento de la inscripción.

El concurso-oposición es una fórmula que suele beneficiar al personal interino que actualmente cubre la plaza, o a personas que ya cuentan con experiencia trabajando en la Administración Pública. No obstante, no hay que desanimarse: una buena preparación académica y un examen impecable pueden decantar la balanza a favor del candidato externo.

Enterarse de las convocatorias

¿Por qué decimos que son procesos públicos? Pues porque están abiertos a cualquier persona que cumpla unos requisitos mínimos. Para asegurarse de que todos los ciudadanos estén al tanto de estos procesos de selección y puedan acceder en igualdad de condiciones, la Administración publica las convocatorias en los Boletines Oficiales:

Boletín Oficial del Estado (BOE)

Boletín Oficial de la Provincia (BOP)

Boletines Oficiales de las Comunidades Autónomas

Diario Oficial de la Unión Europea

etc…

En la práctica, los Boletines Oficiales no son una opción muy cómoda para mantenerse informado de las nuevas oportunidades empleo público. En ellos se publica muchísima información más, desde multas hasta resoluciones judiciales, a menudo en un lenguaje excesivamente formal y farragoso. No existe nadie en el mundo que desayune todos los días leyendo el BOE.

Lo más práctico es suscribirse a una web especializada en oposiciones, que nos mantenga al día de las últimas convocatorias. Una de las mejores opciones es www.oposicionesaldia.com

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