¿Idiomas en casa o en la academia? Las modalidades de enseñanza de idiomas, a examen.

El lenguaje es una habilidad innata. Los bebés no necesitan profesores, métodos ni academias: les basta con escuchar e imitar a los demás. Pero si pasan sus primeros años completamente aislados, como ha sucedido en casos extremos, jamás aprenden a comunicarse con normalidad. Nuestro cerebro de adultos no es tan receptivo, pero funciona de manera similar. Necesitamos gente con la que hablar. Por eso la enseñanza presencial sigue siendo la opción más popular. Pero ojo: no todos los centros tienen la misma calidad, y los métodos a distancia vienen pisando cada vez más fuerte gracias a las nuevas tecnologías.

Centros presenciales
Ofrecen el mayor grado de contacto personal, algo a tener muy en cuenta, puesto que al fin y al cabo un idioma sirve para eso, para comunicarse.

Sin embargo no todos los alumnos aprovechan esta ventaja en la misma medida. A menudo los más tímidos participan poco y dejan que otros compañeros lleven el ritmo de la clase. Para sacar partido a esta modalidad, es imprescindible dejar en casa la vergüenza y el miedo a equivocarse.

Otra ventaja de las clases presenciales es que proporcionan regularidad y obligan a una cierta disciplina. No obstante, algunas personas pueden sentirse agobiadas por una dinámica que les recuerde a sus años escolares.

Escuelas oficiales de idiomas: Son una excelente opción para quienes busquen profundizar en una lengua. Ofrecen prestigio, profesorado de calidad, idiomas poco comunes (desde el sueco hasta el rumano) y cursos de especialización para traductores y docentes. Por desgracia están masificados y exigen agotadores trámites burocráticos. El número de alumnos por aula puede acercarse al de una escuela primaria, un dato que no juega precisamente a favor del alumno.

Academias y centros privados: Es la elección ideal para iniciarse o cursar un nivel intermedio, aunque también existen cursos hiperespecializados, como los de Cálamo & Cran . Los horarios suelen ser más flexibles; los grupos, más reducidos y participativos. A menudo los alumnos se sientan en torno a una mesa en lugar de alinearse pasivamente frente a la pizarra y el profesor. Sin embargo no todos los idiomas son igual de accesibles. Muchas academias enseñan exclusivamente inglés. En otras, la oferta se amplía sólo al francés y al alemán, aunque el chino, cada vez más presente, cuenta también con centros especializados, como Alea idiomas.

Profesores particulares: Es un método caro y algo arriesgado: no basta con ser nativo para enseñar un idioma, conviene asegurarse de que el profesor sea apto para hacer su trabajo. Pero cuando funciona bien, sus ventajas son irresistibles: proximidad, personalización y máxima participación del alumno. Perfecto para pulir lagunas o carencias y para practicar conversación a niveles avanzados.


Online o a distancia

Atrás, muy atrás quedaron los VHS del Follow me o aquellos fascículos con cassettes de Planeta Agostini, pero las razones por las que muchas personas optan por la modalidad a distancia siguen siendo las mismas: flexibilidad, flexibilidad, flexibilidad.

Queremos aprender idiomas, pero nuestra disponibilidad no es constante. No siempre podemos acudir a un lugar tres veces por semana a una hora fija. Nos lo impiden viajes imprevistos, reuniones interminables, niños que atender… así que adquirimos un curso a distancia y nos prometemos mentalmente que estudiaremos desde casa o en el avión. La idea es fantástica, pero exige una autodisciplina férrea. Comprar un curso y no seguirlo es una manera muy cara de calmar nuestra conciencia.

Este sistema, ¿es tan eficaz como una academia? Hasta ahora no lo era, por una razón fundamental: la falta de interacción real. Nadie controla tus progresos, nadie corrige tus errores, nadie te exige que te sientes a estudiar en lugar de ver la tele o planchar la ropa.

Pero las nuevas tecnologías han revolucionado la educación a distancia. Los CD-Rom interactivos, con sistemas de evaluación y de reconocimiento de voz, fueron el primer paso. Resultaban mucho más amenos que los tradicionales libros de ejercicios. Y el verdadero cambio llegó con internet. Además de los clásicos ejercicios, vídeos y lecturas, las nuevas escuelas online aprovechan herramientas como el messenger y la videoconferencia para ofrecer contacto en tiempo real con profesores y compañeros de estudios. Las distancias con el aula se acortan cada vez más.

La mayoría de estos campus virtuales son de pago: el alumno se matricula y a cambio obtiene el derecho de acceder a los materiales y asesores personales durante un tiempo determinado. Es el caso de Océano Idiomas , Parlo o Idiomas Online , entre otros.

Pero existen alternativas innovadoras que, aunque carecen del rigor de una academia profesional, pueden acabar obligando a estos centros a replantear sus estrategias comerciales. Entre las más interesantes se cuentan Mango , que ofrece material didáctico gratis, y My Happy Planet , una red social similar a Facebook, concebida para intercambiar conocimientos de idiomas. Por ejemplo, un estudiante de Albacete puede comprometerse a enseñar español a un iraní a cambio de que éste, a su vez, le enseñe persa. Además, todos los usuarios pueden colgar y descargar cursos y ejercicios. La principal desventaja de My Happy Planet y otras redes similares (como Livemocha o Soziety ) es que algunos miembros las utilizan para tratar de hacer amistades mucho más íntimas… ¿Desventaja o incentivo? Pensándolo bien, siempre habrá quien lo vea como una manera de aprender idiomas con alegría.
error

¿Te gusta nuestro trabajo? Ayúdanos a darlo a conocer y mantener el sitio gratis :)

RSS1m
Follow by Email570k
Facebook0
Twitter453
LinkedIn334
Share
WhatsApp20