founderz:%20El%20modelo%20de%20formaci%C3%B3n%20masiva%20en%20v%C3%ADdeo%3A%20%C2%BFrevoluci%C3%B3n%20educativa%20o%20simple%20espect%C3%A1culo?

En los últimos años, han surgido numerosas plataformas de formación que prometen democratizar la educación a través de vídeos pregrabados y “sesiones en vivo”, como Thepowermba. A simple vista, parecen una gran solución para hacer accesible el conocimiento. Pero, ¿realmente estamos hablando de educación transformadora o de entretenimiento que solo busca captar nuestra atención? Desde mi experiencia en el sector, veo ciertos riesgos en estos modelos, especialmente cuando se ofrecen a precios desorbitados, rondando los 1.000 euros o más, y cuentan con el respaldo de empresas reconocidas como Microsoft, o de personajes influyentes como Pau Gracia Mila, al que respeto por su labor divulgativa, lo cual puede confundir a muchos estudiantes y hacerles creer que estos títulos están al mismo nivel que una formación integral y personalizada.

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1. La “interacción en vivo” como promesa… pero, ¿realidad?

Founderz y plataformas similares prometen “interacción en vivo” en sus programas, algo que suena muy atractivo. Pero, cuando tienes a miles de personas conectadas en el mismo webinar, ¿cuánta interacción real puede haber? La posibilidad de recibir respuestas personalizadas se diluye rápidamente. El estudiante se convierte en un espectador más, incapaz de formular preguntas o recibir feedback individual. La educación de calidad necesita ese contacto directo y personal, algo que este modelo simplemente no puede ofrecer de forma efectiva.

2. Aprender haciendo: más allá de los contenidos en vídeo

En mi experiencia, el verdadero aprendizaje se obtiene en la práctica. Ver vídeos puede ser útil para entender conceptos básicos, pero para adquirir habilidades reales, es necesario experimentar, equivocarse y recibir orientación en el proceso. Aquí es donde entra en juego la famosa curva del olvido: si no aplicamos lo que aprendemos, en menos de una semana habremos olvidado la mayor parte de la información. Por eso, como siempre digo, “se aprende haciendo, no mirando”. Y esto no es solo teoría. La neurociencia respalda que retenemos mucho más cuando llevamos el conocimiento a la acción.

Además, como dijo Confucio: “Lo que escucho, lo olvido. Lo que veo, lo recuerdo. Lo que hago, lo aprendo”. Este principio básico de la educación nos recuerda que la clave está en la práctica. Sin aplicar lo que vemos, el conocimiento se convierte en una experiencia pasajera, fácil de olvidar.

3. Educación masiva: la formación no es para todos igual

Otro problema del modelo masivo es que se enfoca en la misma experiencia para todos los alumnos. Cada persona aprende a su ritmo, tiene sus necesidades y motivaciones únicas, pero el modelo de formación masiva no puede adaptarse a estas diferencias. Founderz, como otras plataformas, ofrece una experiencia estandarizada, que puede funcionar bien para algunos, pero deja fuera a aquellos que necesitan un enfoque más personalizado. Y a pesar de esto, se presenta como un modelo de alta calidad, con precios de hasta 1.000 euros, lo cual genera una expectativa que difícilmente pueden cumplir para cada alumno.

4. La despersonalización y el abandono del aprendizaje

Las plataformas masivas también sufren de otro problema: la falta de conexión. La educación efectiva necesita de un vínculo genuino entre el instructor y el alumno. En los entornos de aprendizaje en masa, esta conexión se pierde, y como resultado, los alumnos se sienten desconectados y desmotivados. Las tasas de abandono son altas porque muchos estudiantes no encuentran el apoyo necesario para seguir adelante. Sin una experiencia personalizada y comprometida, el aprendizaje pierde su valor.

5. El valor percibido en el mercado laboral: ¿un curso para todos es realmente reconocido?

Si bien plataformas como Founderz han logrado cierto reconocimiento, también han generado escepticismo en el ámbito laboral. Muchos reclutadores empiezan a dudar del valor de estos cursos masivos. Las empresas buscan personas con competencias prácticas y conocimientos profundos, que solo se adquieren en un entorno de aprendizaje riguroso y personalizado. Me resulta preocupante ver cómo empresas de prestigio, como Microsoft, avalan estos modelos de formación en masa, que a menudo no cumplen con los estándares que las empresas realmente valoran. La pregunta es si están formando realmente a profesionales o simplemente emitiendo certificados que, en la práctica, tienen un valor limitado.

6. ¿Más cursos o mejores cursos?

Muchas de estas plataformas han caído en la trampa de lanzar constantemente nuevos cursos para capitalizar las tendencias del mercado, en lugar de enfocarse en la calidad. El resultado es una oferta masiva de cursos en temas populares, pero con un enfoque superficial. En mi opinión, la educación no debería medirse por la cantidad de cursos disponibles, sino por el valor y profundidad de cada uno. Prefiero un curso bien estructurado, con contenido de calidad y una experiencia práctica, antes que un catálogo interminable de títulos que no dejan un impacto duradero.

7. Democratización versus simplificación

Es cierto que la idea de democratizar la educación es positiva. Todos merecemos acceso a conocimientos que puedan mejorar nuestras vidas. Pero democratizar la educación no debe significar simplificarla al punto de que pierda su valor. Si bien la accesibilidad es importante, el verdadero objetivo debería ser ofrecer una formación rigurosa y transformadora. Masificar los cursos sin preocuparse por su efectividad no es democratización; es reducir la educación a un mero producto de consumo.

La educación no es un espectáculo

No estoy en contra de las plataformas de formación en línea. De hecho, creo que pueden ser una herramienta útil para acceder a ciertos conocimientos de manera rápida y económica y yo mismo las uso. Lo que cuestiono es que se vendan a precios elevados, generando expectativas de transformación educativa que difícilmente pueden cumplir en su formato actual. Y más aún, cuestiono el respaldo de grandes empresas como Microsoft, que dan a estos modelos un halo de legitimidad que puede confundir a muchos estudiantes.

En este sentido creo que la propuesta de Growth Hacking Course es mucho más honesta y personalizada. Yo mismo reconozco que tengo su formación en la mira.

Para mí, la educación es mucho más que ver vídeos; es una experiencia activa que transforma y desafía. Founderz y otras plataformas de formación en masa deben preguntarse si están realmente educando o si solo están ofreciendo un espectáculo accesible. Si queremos una formación de valor, debemos enfocarnos menos en la cantidad y más en la calidad, menos en el espectáculo y más en la práctica.

Lo que le diría a Pau es que reflexione sobre si todo vale por la pasta, espero que no te moleste este artículo porque quiere ser una crítica constructiva, pero o bien ofreces el curso a un precio justo o bien ofreces coaching y mentoring personalizado. Repito vender educación no es vender tornillos y requiere de una cierta responsabilidad.


Comparte este artículo y sigue aprendiendo sobre cómo el aprendizaje profundo y personalizado puede marcar la diferencia en tu vida profesional. ¡Es tu momento de buscar una educación real y transformadora!

Publicado por Oscar Fuente

Emprendedor en serie y business angel, fundador de IEBS Digital School. Experto en Transformación Digital, Growth Marketing, RPA y Automatización.