Estudiar y trabajar sin morir en el intento

estudianteCompaginar la vida académica con la profesional es una experiencia gratificante, que te enseñará a ser más productivo y a gestionar mejor tu tiempo. Si eres joven, las empresas valorarán tu madurez. Que cuentes con una experiencia laboral previa y que hayas demostrado la disciplina suficiente para no descuidar tus estudios serán dos puntos a tu favor. Si eres ya un profesional con experiencia, un nuevo título te abrirá puertas. El hecho de que lo hayas obtenido trabajando será una inmejorable tarjeta de visita, que hablará por sí sola de tu motivación, de tu capacidad de compromiso y de tu voluntad de estar siempre al día.

Pero hasta que llegue ese momento, tocará “pagar con sudor”, como prometía en los ochenta (o más bien amenazaba) la profesora de danza de la serie Fama.  Trabajar y estudiar a la vez no es precisamente un camino de rosas. Os proponemos algunos consejos para superar la experiencia con éxito:

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No corras: esto es una carrera de fondo
Ir con la lengua fuera a todas partes puede ayudarte el primer mes, el primer trimestre… pero no es sostenible durante mucho tiempo. Si te agotas, tu salud lo pagará caro. Debes dosificar tus fuerzas, elegir tus batallas y aprender a priorizar en vez de tratar de llegar a todo.

Elige bien el centro
Si es presencial, debe estar cerca de tu casa o de tu lugar de trabajo y ofrecer horarios razonables. Investiga cuándo se dan las clases y qué elecciones tienes. Hay universidades que permiten escoger entre horario de mañana o tarde; otros centros imparten las clases en horario partido, una opción que te pondrá más difícil las cosas. El plan Bolonia implica menos horas lectivas pero un control mayor de asistencia.

Si el centro es online, asegúrate de que el campus virtual, el método, el profesorado, etc… tienen la calidad suficiente. No basta con que ofrezcan buenos contenidos descargables: deben marcarte hitos, evaluarte periódicamente y fomentar que te relaciones con otros compañeros a través de la red.

Selecciona un trabajo adecuado
No siempre podemos elegir quién nos contrata, pero es importante que tengas claras tus prioridades a la hora de buscar empleo. Lo ideal es que el horario sea parcial y compatible con la asistencia a clase.

Ponte metas realistas
Tan malo es no exigirse resultados como exigirse imposibles. Es mejor que asumas pocos compromisos, solamente aquellos que puedas cumplir. Matricúlate en menos asignaturas, aplaza por un tiempo ese proyecto que no urge, mantén una productividad razonable sin pretender ser un superhéroe. El año en que cursas un máster no es el ideal para aspirar a un ascenso o ganar una maratón. Ya lo harás el año que viene.

Apuesta por la vía lenta
Las universidades están obligadas por ley a facilitar en lo posible la compaginación de los estudios con la actividad laboral. Algunas han creado “vías lentas”, programas de estudio alternativos para personas que deben compaginar su vida académica con la laboral. El nivel de exigencia es el mismo, pero se cursan menos asignaturas por año.

Ojo con la flexibilidad
Si tu trabajo, tu centro o ambos te ofrecen horarios flexibles, ¡enhorabuena! Eres afortunado. Pero no confundas flexibilidad con falta de disciplina. Márcate unos horarios diarios o semanales lo más precisos posible, aunque se trate de horas extrañas para los demás. Si un imprevisto te obliga a saltártelas, colócalas en otro hueco de la agenda. Debes asegurarte de que, al final de mes, tu dedicación haya sido la adecuada.

lydia grantCome bien
Sobrevivir a base de pizzas, hamburguesas, comida china y precocinados grasientos es una tentación que no te puedes permitir. Al contrario de lo que parece, la comida hipercalórica no aporta más energía a largo plazo, sino todo lo contrario. Necesitas vitaminas, fibra y grasas saludables para resolver los retos diarios que te esperan.

No abuses del café
… ni de las drogas, por supuesto. Los excitantes son una mala apuesta: tal vez te mantengan despierto la noche antes de un examen o te ayuden a entregar un informe atrasado, sí, pero no olvides el consejo número 1: esto es una carrera de fondo. La cafeína solo es un parche que, a la larga, duplicará tu estrés y no mejorará tu rendimiento global.

Descansa
No caigas en la tentación de restarle horas al sueño. Vas a necesitar más energías que nunca. Lo ideal es que duermas ocho horas. Si eso es imposible, asegúrate un mínimo de seis y evita trasnochar para entregar trabajos. Todo lo que creas haber ganado esa noche en productividad, lo perderás en los dos días siguientes.

Disfruta
Tu tiempo de ocio se va a reducir, es inevitable. Pero todo ser humano necesita un rato de distracción. Reserva para ti unas horas a la semana, incluso aunque tengas trabajo atrasado. Si no lo haces tu rendimiento caerá en picado y tu salud mental peligra. Eso sí, aunque suene demasiado estricto, conviene que planifiques tu tiempo libre: cuánto te concedes y cuándo. No vaya a ser que salgas a tomar una cervecita, te líes hasta las tantas y acabes durmiendo la mona en tus horas de estudio o de trabajo.

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