Los sesgos cognitivos afectan cada decisión que tomamos, desde las más cotidianas hasta las más importantes en los negocios o la política. Aunque estos atajos mentales nos ayudan a procesar información rápidamente, también pueden llevarnos a cometer errores sistemáticos. En este artículo te mostraré cómo reconocer 12 de los sesgos más comunes y qué puedes hacer para mitigarlos.
Este artículo está inspirado por los trabajos de Daniel Kahneman y Amos Tversky, pioneros en la psicología del comportamiento, quienes demostraron que nuestras decisiones no siempre son tan racionales como creemos. Estos sesgos están presentes en la economía conductual, la toma de decisiones financieras y cualquier campo donde la racionalidad limitada juega un papel importante.
1. Sesgos causados por el exceso de información
Vivimos en una era donde la sobrecarga de información es un problema real. Nuestro cerebro filtra automáticamente lo que considera más relevante, pero esto introduce sesgos que pueden alterar nuestra percepción.
Sesgo de disponibilidad
Este sesgo nos lleva a basar nuestras decisiones en lo que recordamos más fácilmente, sin importar si esa información es la más representativa.
Ejemplo: Después de ver varias noticias sobre accidentes aéreos, puedes sobrestimar la probabilidad de sufrir uno, cuando estadísticamente es mucho más seguro que conducir.
Sesgo de confirmación
El sesgo de confirmación aparece cuando solo buscamos información que respalde nuestras creencias y evitamos datos que las contradigan.
Ejemplo: Si crees que un determinado producto es el mejor en su categoría, probablemente busques solo reseñas positivas y descartes las negativas, incluso si esas críticas pueden darte información valiosa.
Para explorar más sobre cómo el sesgo de confirmación afecta nuestra toma de decisiones, visita este artículo en Psychology Today.
2. Sesgos por insuficiencia de información
Cuando carecemos de suficiente información, tendemos a completar los vacíos con suposiciones o experiencias limitadas, lo que puede llevar a errores.
Sesgo de anclaje
Este sesgo ocurre cuando nos enfocamos demasiado en la primera información que recibimos, y esta influye desproporcionadamente en nuestras decisiones posteriores.
Ejemplo: En una negociación, si la primera oferta salarial es baja, todas las siguientes ofertas se verán afectadas por esa cifra inicial, incluso si no es realista.
Falso consenso
El sesgo de falso consenso nos hace creer que nuestra visión o ideas son compartidas por la mayoría de las personas, cuando no siempre es así.
Ejemplo: En una reunión de equipo, podrías suponer que todos están de acuerdo con una estrategia simplemente porque nadie lo cuestiona, cuando en realidad podrían estar reservando sus opiniones.
3. Sesgos por la necesidad de actuar rápidamente
En situaciones donde necesitamos tomar decisiones rápidamente, tendemos a usar atajos mentales para ahorrar tiempo. Sin embargo, estos sesgos también pueden inducir errores de juicio.
Sesgo de acción
Este sesgo ocurre cuando sentimos que debemos actuar de inmediato, incluso si la inacción sería la mejor opción.
Ejemplo: Un inversor podría apresurarse a vender sus acciones durante una caída del mercado, aunque esperar y no hacer nada podría haber sido más rentable a largo plazo.
Aversión a la pérdida
La aversión a la pérdida nos lleva a sentir más dolor por las pérdidas que satisfacción por las ganancias de igual magnitud, lo que puede influir en decisiones irracionales.
Ejemplo: Un jugador que ya ha perdido una gran cantidad de dinero podría seguir apostando más para «recuperar» lo perdido, aunque esto solo aumente sus pérdidas.
Sesgo de resultado
El sesgo de resultado nos hace juzgar la calidad de una decisión solo por el resultado final, no por el proceso de toma de decisiones.
Ejemplo: Un empresario que toma una mala decisión de inversión y, por suerte, obtiene beneficios, podría pensar erróneamente que todas sus decisiones fueron acertadas.
Si te interesa profundizar en cómo estos sesgos afectan el rendimiento en la toma de decisiones financieras, te invito a revisar este artículo sobre economía del comportamiento.
Estrategias para mitigar los sesgos cognitivos
Aunque no podemos eliminar completamente los sesgos cognitivos, existen estrategias para minimizar su impacto en nuestras decisiones:
- Reúne datos objetivos: Antes de tomar una decisión importante, asegúrate de tener toda la información necesaria para evitar suposiciones o decisiones basadas en recuerdos sesgados.
- Desafía tus creencias: Busca activamente información que contradiga tus creencias y cuestiona tus suposiciones. Esto te ayudará a obtener una visión más equilibrada.
- Decisiones grupales: Involucra a otras personas en el proceso de toma de decisiones. Las perspectivas diversas pueden ayudar a compensar los sesgos individuales.
Los sesgos cognitivos son inevitables en la toma de decisiones, pero ser consciente de ellos es el primer paso para mitigarlos. Al aplicar estrategias como recopilar datos objetivos y desafiar tus propias creencias, puedes tomar decisiones más informadas y reducir el impacto de estos sesgos.
Recuerda, mejorar la calidad de tus decisiones implica reconocer que estos sesgos existen y trabajar para minimizar su influencia. Para profundizar en este fascinante tema, te recomiendo el libro Pensar rápido, pensar despacio de Daniel Kahneman, un referente en el estudio de la economía conductual y los errores sistemáticos del pensamiento humano.
Emprendedor en serie y business angel, fundador de IEBS Digital School. Experto en Transformación Digital, Growth Marketing, RPA y Automatización.