La situación educativa en España es de sobra conocida. Existe un desequilibrio brutal entre personas con una titulación universitaria y personas que acaban a duras penas la enseñanza obligatoria.
Está claro que la formación es básica a la hora de buscar empleo y que un curriculum abultado multiplicará nuestras posibilidades de encontrar trabajo o de escoger el ámbito al que nos queremos dedicar. Aunque es cierto que la crisis ha evidenciado la necesidad de la formación a veces tenemos un concepto equivocado de lo que engloba ese concepto de «formación».
Muchas veces creemos que una licenciatura es la mejor opción para continuar nuestros estudios, pero existen otro tipo de programas con futuro laboral. La Formación Profesional es a menudo la gran olvidada y ofrece oportunidades que pueden pasar desapercibidas. El alto componente práctico del FP lo convierte en la formación idónea para ocupar un puesto de trabajo.
Las cifras lo dejan claro: el número de universitarios en España es alto, pero en cambio faltan personas con Formación Profesional. El Proyecto de Ley de Economía Sostenible apuesta precisamente por este tipo de estudios , con una oferta más amplia y ofreciendo la oportunidad de realizar la formación a distancia.
Sin embargo, la inversión pública en educación deja mucho que desear. El presupuesto destinado por el Gobierno a esta área es de 0,76 puntos de PIB inferior a la media de los países europeos, lo que en euros supondría cerca de 7.000 millones al año.
Para combatir ese gasto una de las cosas esenciales es acabar con el alto índice de fracaso escolar. La tasa de abandono de estudios en nuestro país es alarmante y se ha materializado en la ya famosa generación Ni-Ni, de la que ya hemos hablado anteriormente en este blog.
¿Cómo se puede potenciar el papel del FP en la educación? ¿Crees que la formación es garantía de éxito?
