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especiales de formación, empleabilidad y trabajo

  • Cinco reglas de oro a la hora de elegir un máster o posgrado

    El título máster tiene una gran demanda debido a las ventajas que aporta a la carrera profesional tanto de los  recién licenciados como de los  profesionales.

    A los primeros les dota de una visión práctica y cercana a la realidad empresarial y a los profesionales les permite una actualización de conocimientos, una especialización o hasta la posibilidad de conocer otra área empresarial de cara a un cambio en el rumbo de su trayectoria profesional.

    Dentro de los estudios de posgrado debemos distinguir por los doctorados y los másters y cursos de especialización. Según datos de una encuesta sobre calidad y movilidad de los estudios de doctorado en la UE y en los países del espacio económico europeo, sólo el 17% de los doctores trabaja en empresas privadas, mientras que el 67% lo hace en universidades y centros de investigación superior.Por el contrario, la empresa se ha rendido ante los másters y no por los doctorados . Los datos de las ofertas de empleo no dejar lugar a dudas, hoy en día disponer de un título de posgrado no es una ventaja sino un requisito.

    Por lo tanto si su objetivo es la empresa privada deberá decantarse por algún curso de los denominados máster, sin embargo si su objetivo es el mundo académico y de la investigación probablemente un doctorado sea su mejor elección.

    Según se indicaba en una entrevista publicada en ABC los responsables de los departamentos de selección de diversas empresas coinciden al afirmar la importancia de tener un título de postgrado, junto a la experiencia laboral, en función de las características del puesto a cubrir,  ya que supone un valor añadido a la hora de superar con éxito una entrevista laboral.

    Veamos entonces que criterios debo tener en cuenta a la hora de iniciar un proceso de búsqueda y selección de un curso de Posgrado:

    Regla Nº 1: ¿Porqué estudiar un curso de Posgrado?

    Antes de iniciar la búsqueda de un programa de posgrado lo primero que hay que plantearse es porque  realizarlo. No hay nada peor que realizar un programa de este tipo simplemente porque hemos  escuchado que es imprescindible para encontrar un buen trabajo. Cuando esto sucede al final elegimos utilizando variables erróneas que nos llevan a decisiones equivocadas y una consecuente perdida de tiempo y dinero.

    Los motivos mas habituales para realizar un programa de postgrado son:

    -Para complementar nuestra formación o cubrir una carencia
    -Para reciclarse o actualizar nuestros conocimientos
    -Para aumentar nuestros conocimientos en una temática
    -Por simple motivación personal de aprendizaje

    Los objetivos que buscamos son:

    -Consolidar nuestro puesto de trabajo
    -Cambiar de puesto de trabajo
    -Encontrar una salida laboral o una oportunidad
    -Conocimiento y autorealización

    Regla Nº 2: ¿Qué tipo de curso debo elegir?

    Lo normal es que al comienzo de nuestra carrera profesional busquemos programas generalistas, es muy probable que todavía no tengamos claro que es lo que más nos gusta y necesitamos experiencia previa antes de buscar una superespecialización. En el mundo de la empresa por ejemplo estaríamos hablando de masters en marketing, masters en finanzas, masters en rrhh, masters en operaciones, etc.

    Una vez que ya hemos encontrado nuestro camino lo más normal es que busquemos especializarnos en el área en el que nos estamos desarrollando por lo que siguiendo el ejemplo anterior buscaremos programas especializados en marketing directo, gestión del riesgo, medioambiente, SAP, Project Management, etc.

    Si conseguimos consolidarnos como responsables en una de las áreas de nuestra organización sólo nos queda el último asalto hacia puestos de gestión. Esto es posible desde cualquier área funcional de la empresa pero seguramente será necesario haber realizado un buen MBA, lo cual por cierto no será nada barato, no nos engañemos, los mejores programas y que más garantías ofrecen, también son los más caros.

    Regla Nº 3 ¿Cómo realizo el programa?

    A distancia, on-line, mixto o presencial. Hoy en día tenemos muchas más posibilidades de las que tenían nuestros abuelos, por lo que en función de nuestras circunstancias nos decataremos por uno u otro métodoo. En cualquier caso debemos ser conocedores de las ventajas e incovenientes que tiene cada uno de ellos.

    Sin dudarlo mucho nuestra recomendación es que si dispones del tiempo necesario la primera opción es la tradicional, es decir acudir a un aula, aunque también es la manera que le exige mayor compromiso; asisitir y desplazarse a clase cada día cumpliendo un estricto horario.

    Hoy en día existen escuelas que combinan metodologías presenciales con metodologías online, lo que sin duda es el futuro, aunque a día de hoy haya muy pocas un ejemplo es La Salle. También existen el caso contrario. Escuelas on-line y a distancia que combinan sus programas con fases presenciales en mayor o menor medida.

    En segundo lugar para todas aquellas personas que tienen poco tiempo o una agenda muy apretada recomendamos la formación on-line o e-learning. Es lo más parecido a realizar un curso presencial pero sin ir a clasee.  La formación on-line ya no puede ser considerada formación a distancia porque Internet ha roto las barreras de espacio y tiempo y es cierto porque la correcta combinación de herramientas asíncronas (foros, email) con herramientas síncronas (Chat o video conferecia) permiten la comunicación fluida y constante que unida a un buen método de estudio consigue resultados equivalentes, en cuanto a calidad, a la formación presencial.

    Hoy en día no existe, según nuestra información, ninguna escuela en España que este aprovechando este medio al 100% de sus posibilidades puesto que es muy caro producir materiales multimedia, aunque hemos visto en universidades como la de Columbia sus posibilidades reales. En cualquier caso el que redacta este artículo suscribe sus beneficios y que es un fenómeno imparable que sin duda aportará muchos valores añadidos al mero proceso formativo mas allá de la propia formación adquirida como puede ser la adquisición de habilidades  de autoaprendizaje que permitirá la supervivencia profesional en la sociedad actual tan cambiante.

    Hay que tener cuidado con algunos programas son mal denominados on-line y siguen siendo programas a distancia, con la desventaja que los materiales en vez de entregarlos en mi domicilio se descargan desde un campus. en formato electrónico.  Para identificar estos programas debemos saber que son programas autoformativos y que no hay un desarrollo de la clases online. Aunque si nos ofrecen recursos como foros, chat, evaluaciones pero no forman parte de la metodología de aprendizaje.

    Por último la formación a distancia es adecuada para aquellas personas que o bien no se atreven con  Internet y la tecnología o bien por sus circunstancias personales no pueden comprometerse con un ritmo de trabajo constante. Sin embargo a nuestro juicio tiene varios  incovenientes como son los provocados por la soledad del alumno en el aprendizaje y que lleva a altos índicies de abandono.

    Regla Nº 4. ¿Qué criterios debo tener en cuenta para elegir mi máster y el centro donde lo voy a realizar?

    Supongo que debe haber muchas maneras para realizar un proceso de búsqueda y selección de un programa formativo. Iberestudios aporta muchas herramientas a los miembros registrados de su comunidad para ayudarles en su búsqueda, como son el buscador inteligente, el sistema de alertas de búsqueda y el menú de cursos favoritos para que pueda comparar las variables analizadas y descartar los que menos se ajusten a los requisitos buscados.

    En este sentido y como decíamos al principio lo más importante es saber que busco y que quiero obtener con ello. Para ello deberé analizar tantos programas como considere necesario hasta encontrar aquel o aquellos que realmente satisfacen mis objetivos. Un consejo, eliminemos cualquier prejuicio con respecto a una institución y olvidémos del precio hasta la fase final de la decisión.

    Debemos ver la formación como una inversión rentable y no como un gasto y a veces es necesario invertir algo más para conseguir los objetivos que perseguimos. Una vez que hayamos elegido los programas que por contenido, objetivo y método de realización se ajusten a nuestras necesidades, ahora si vamos a realizar un análisis en profundidad de cada uno de ellos definiendo las variables a ponderar.

    A continuación os vamos a facilitar algunas de las más importantes, no por ello las únicas. También es muy recomendable que tengamos claro desde el principio que valor le vamos a dar a cada una de ellas.

    Objetivos del curso. Hay que leer con detenimiento las metas y la metodología del programa. ¿Ofrece una visión completa? ¿Se centra en los aspectos que nos interesan? ¿Contiene casos prácticos? ¿Exige la realización de un proyecto? Es muy importante que un programa de posgrado se centre en enseñar al alumno de forma práctica y no teórica. La forma mas práctica de aprender es mediante casos prácticos o la simulación de situaciones reales de trabajo -método del caso-
    El aprendizaje como eje principal (estrategias de aprendizaje): La movilidad que caracterizará el siglo XXI, vendrá diferenciada por una clara necesidad del aprendizaje continuo o mejor dicho perpetuo. La incertidumbre formará parte de nuestras vidas y lo que podamos aprender hoy en cualquier materia mañana puede estar obsoleto, esto nos tiene que hacer reflexionar en que aprender a aprender puede superar el propio aprendizaje de una técnica. Los másters y posgrados de este siglo tendrán que tener esto en cuenta. La metodología o sistema educativo que utilice la Escuela o Universidad donde decidamos cursar nuestro master tendrá que ser determinante.
    Flexibilidad de estudio. Tanto en lo que refiere a la adaptabilidad del contenido según las competencias técnicas y gerenciales de cada alumno (un plan de estudio personalizado) como en el concepto en cualquier lugar y desde cualquier sitio. En este sentido la formación on-line y mixta, tendrán mucho que decir en los próximos años, su complementariedad con la formación presencial será uno de los principales alicientes en el futuro

    Requisitos exigidos al alumno y proceso de selección. En la mayoría de másters se exige una titulación universitaria o similar, aunque normalmente pesa más el currículum profesional. En cuanto al nivel técnico, lo habitual es que se requiera soltura en la navegación y el uso del correo electrónico. Con todo, suelen incluirse sesiones de nivelación tecnológica y de nociones de economía. En algunos de los programas se solicita alguna titulación de inglés (TOEFL o similar), puesto que las clases o la bibliografía aportada están en ese idioma. Por su puesto, en todos ellos se exige ordenador con acceso a Internet.
    No es lo habitual, pero conviene preguntar si se realizan pruebas de acceso o se requiere algún tipo de recomendación profesional.
    Calidad de la enseñanza y prestigio del centro. Aunque lo parezca, no son necesariamente sinónimos. En un mundo competitivo como el actual y donde la oferta supera a la demanda en cuanto a formación de posgrado la titulación tiene que convertirse en un signo de diferenciación entre las diferentes escuelas de negocios a la hora de ofrecer un master. Posiblemente las titulaciones conjuntas entre escuelas de negocios españolas con otras entidades tanto de EE.UU. como de Europa acaparen gran parte del éxito de estos productos. El prestigio de la institución que certifique ese titulo dará mas o menos valor añadido al programa. Para comprobar este punto resulta útil estudiar el cuadro docente de la institución.
    Profesorado. El profesorado debe de ser un profesional en su materia reconocido y con experiencia docente. Los viejos arquetipos de una vida completa y únicamente dedicados a la docencia han pasado a la historia. La practicidad de la realidad tiene que convertirse en la guía formativa del futuro. Debe ser profesorado cualificado, con experiencia en formación, participación en foros de la industria y buena reputación fuera del ámbito universitario.
    El centro debe contar con varios tipos de profesores: full time, con una mayor dedicación a los alumnos; part time, que compatibilicen su actividad docente con la profesional y puedan aportar su experiencia diaria; y finalmente profesores visitantes o ponentes de prestigio nacional o internacional.
    Instalaciones y equipamiento: Otro elemento a evaluar son las instalaciones y recursos técnicos de la escuela (número y disponibilidad de ordenadores por alumno, biblioteca con acceso a publicaciones y bases de datos internacionales, salas de trabajo?).
    Alumnos y ex alumnos. Es recomendable preguntar a quienes han cursado los estudios si les ha resultado útil y conocer el número de graduados por la institución que han encontrado o mejorado su puesto de trabajo gracias a esta formación. También es importante fijarse si cuentan con un club de exalumnos o actividades post fín de máster, esto significa que fomentan y promueven a sus alumnos y la interacción entre ellos.
    Atención a los alumnos. El trato debe ser lo más personalizado posible. Aunque no existe una norma, dado el componente práctico de las clases, cuantos menos alumnos por clase sean, mejor. Los más reconocidos tienen una media de 25 personas por curso. También es conveniente que el centro ponga a disposición del alumno un profesor-tutor que le asesore profesionalmente.

    Otros aspectos a valorar son las actividades adicionales de networking impulsadas por el centro, el soporte a la comunidad de ex alumnos y los servicios de incubación de proyectos y presentación en sociedad de los mismos.
    Networking: Cual es el perfil de los alumnos con los que compartiré el curso, cuentan con estadísticas. Dispone de una bolsa de trabajo activa la escuela. Nos garantizan un puesto de trabajo.
    Relaciones con la empresa. Debería existir una relación más que próxima con las empresas. Entre otras fórmulas, es interesante que exista bolsa de trabajo, prácticas académicas en compañías del sector, becas de investigación u otras formas de partenariado. Además también debemos tener en cuenta si cuentan con centros de investigación o trampolines de empresa para ayudar a sus alumnos a desarrollar sus proyectos empresariales.
    Relaciones internacionales. Probablemente más que en ningún otro tipo de posgrado, las relaciones y el reconocimiento internacional del curso son clave. Hay que valorar la posibilidad de efectuar intercambios o participar en seminarios y grupos de trabajo multinacionales.
    La mayoría de centros están llegando a acuerdos para homologar sus títulos con universidades norteamericanas y europeas, pero hay que andarse con tiento para evitar encontrarse con un título carente de valor académico.
    Incubadora de empresas: si tienen incubadora de empresas probablemente puedan apoyar un proyecto que quiera desarrollar a través del master. El índice de creación de empresas entre los alumnos puede ser un dato que me puede interesar mucho.

    Regla Nº 5.Precio

    El último punto, aunque no por ello menos importante, que debemos analizar es el precio. En el caso de que el precio sea demasiado alto para nuestras posibilidades, tendremos que optar por alguna opción más barata siempre y cuando este dentro del listado de cursos elegidos. También podemos optar por solicitar una beca, algunas instituciones las conceden o solicitar un crédito, muchos bancos los conceden, incluso con periodos de carencia en el pago como por ejemplo el BSCH y su supercrédito postgrado.

    Si finalmente no podemos realizar ninguno de los cursos elegidos por motivos económicos mi recomendación es esperar a un mejor momento antes que realizar un programa que no cumpla satisfactoriamente nuestras expectativas o registrar una alerta utilizando el servicio que te ofrece iberestudios esperando que alguién ofrezca un programa que se adecue a lo que busco.

    [busqueda cursos=»Masters, Postgrados, Masters MBA, Masters para Emprendedores»]

  • Prepararse para el éxito. Todo lo que necesita saber para escoger un Master en e-Business.

    >Si formación significa inversión, los futuros gestores de negocios Internet disponen de una amplia oferta para hacer prosperar sus activos intelectuales.

    Negocios a la velocidad del pensamiento. Con este sugerente título se presentaba el último libro de uno de los más importantes personajes de la industria del software. «El siglo veintiuno -se lee en las primeras páginas de la obra de Bill Gates- versará sobre la velocidad: la rapidez de los negocios y la rapidez de los cambios». Y continúa: «Para mantenerse al día y anticiparse a los cambios, las empresas deben mejorar radicalmente su flujo de comunicación».

    Aunque plenamente aceptada, esta teoría se está llevando a la práctica sólo en su primer enunciado: la velocidad. Según una encuesta de la consultora de management Kepner-Tregoe, el 77% de los gestores norteamericanos aseguran haber aumentado el número de decisiones tomadas diariamente en los últimos tres años.

    Internet, que debía hacer posible la segunda parte de la teoría -mejorar el flujo de comunicación-, está contribuyendo en cambio a esta precipitación. La falta de comprensión sobre su aplicación a los procesos de negocio ha llevado a los gestores de las puntocom a tomar decisiones apresuradas y erróneas al respecto. A estas alturas, sobran ya los ejemplos de derrumbes provocados por el fenómeno.

    El punto de fallo de la hipótesis de Gates es que nuestro pensamiento no va tan deprisa como los cambios que viven la tecnología y los negocios. Prueba de ello es la falta de personal cualificado para atender a las empresas de Nueva Economía.

    Nuevos gestores Los últimos datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hablan de un déficit de 1,6 millones de profesionales en Europa en 2002. Esta carencia de ingenieros y tecnólogos preocupa tanto a empresas como a administraciones públicas. Ambas están arbitrando mecanismos para atraer y retener técnicos a sus respectivos mercados, así como para formar personal en estas especialidades.

    Sin embargo, existe otra forma de capital intelectual a la que no se presta tanta atención: son los gestores (directivos, responsables de área y otros ejecutivos) que han de conseguir que esos cambios se lleven a término. IDC los denomina «estrategas de negocio Internet». La consultora revela en un reciente estudio que, sólo en Europa, hay 1,3 millones de estos profesionales y que la cifra ascenderá a 6,1 millones en 2004. Los estrategas de negocio europeos son hombres (en un 84%) jóvenes (más del 25% de ellos es menor de 30 años), que en su mayoría trabajan en medianas y grandes empresas brick & mortar, y en un 68% ocupan cargos de responsable de departamento o superiores (ver El perfil del estratega).

    La influencia de los estrategas de negocios Internet en el conjunto de la economía será trascendental. IDC estima que en 2004 moverán 1,7 billones de dólares en inversiones de negocio e infraestructuras, y que serán los causantes de la generación de 2 billones de dólares en comercio electrónico. Pero eso no es todo. Su poder se está notando ya en otros aspectos: más de la mitad asesoran o controlan las alianzas y partenariados de la empresa en que trabajan, y más del 60% influye o decide en la elección de proveedores o compras de productos que dan soporte a las iniciativas de Internet de su compañía.

    Se entiende así el argumento de Josep Maria Oroval, director del Global E-commerce Master (GEM) de ESADE, que asegura que «la adaptación al e-business exige un nuevo gestor con unas características muy concretas: creativo, capaz de trabajar en mercados globales, con una gran capacidad de networking y una nueva manera de relacionarse con su gente».

    Los directivos españoles son conscientes de las exigencias del nuevo escenario. Según el sondeo La gestión empresarial en el año 2000, elaborado por la escuela de negocios IESE y la consultora de comunicación Burson Masteller, las tres cualidades más importantes para el directivo español son la visión de futuro, la capacidad de motivar a los equipos de trabajo y la flexibilidad para responder al entorno.

    Santiago Álvarez de Mon, director del programa Executive MBA de IESE, considera que «en general, existe un déficit en actitud, más que de conocimientos». Para este experto en sociología del comportamiento empresarial, «los conocimientos técnicos tradicionales pueden trasladarse a la Nueva Economía, pero la mentalidad empresarial es otra cosa. Esto llegará en su momento a los directivos, que todavía no la han adoptado».

    Lugares para aprender Sin embargo, el ritmo de los acontecimientos no permite esperar a ese cambio de mentalidad. Con el fin de acelerar la adaptación de los ejecutivos a la Nueva Economía y, admitámoslo, aprovechando la oportunidad de negocio que genera esta nueva situación, multitud de instituciones, universidades y, sobre todo, escuelas de negocios han creado o adaptado su oferta académica al e-business. Sólo en España hemos encontrado una docena de cursos de posgrado especializados en la materia (ver Dónde estudiar).

    David Parcerisas, subdirector de EADA y secretario general de la Asociación Española de Escuelas de Dirección de Empresas (AEEDE) afirma que el auge del e-business está afectando a las escuelas de negocios en varios niveles: «Se está dejando ver en lo conceptual, porque es una materia que hay que incluir en los temarios; en el modo de enseñar, porque hay un impacto tecnológico en la forma de lo que se enseña (sea nuevo o viejo); y finalmente, en la gestión de las propias escuelas, en las que necesariamente deben producirse cambios».

    A grandes rasgos, podemos hablar de dos líneas de actuación de los centros respecto al e-business: los que han decidido crear un producto educativo específico para la gestión de los negocios electrónicos y los que abordan la cuestión de forma transversal, con asignaturas concretas o introduciendo el tema en cada uno de sus programas.

    «Los masters en e-business y e-commerce están pensados para personas muy preparadas que buscan recibir una formación intensiva y rápida», explica Josep Maria Chaqués, consejero delegado de Grupo Heptium y director del master en e-business de La Salle en Barcelona. «Se trata de gente que necesita una formación a corto plazo. A la larga es normal pasar a otro tipo de estudio más estratégico, como un MBA», matiza el coordinador de la oferta e-business de La Salle. (Esta institución ha previsto un curso puente entre esta formación y los MBA).

    Paralelamente, los programas de formación empresarial tradicionales -Económicas, Empresariales, especializaciones y masters- están adaptándose progresivamente al e-business mediante asignaturas específicas, como sistemas de información o e-marketing, y el uso de casos de empresas de Nueva Economía en las distintas materias. «Por ejemplo, en asignaturas clásicas, como Estrategia, hace dos años que se presenta el caso de Amazon y en otras, como Finanzas, se estudian las distintas formas de valoración de empresas de Nueva Economía», relata Gabriel Aldamiz-Echevarría, subdirector de comunicación del Instituto de Empresa.

    Desde casa Aunque todavía muy incipiente, existe una tercera alternativa, representada por las iniciativas de formación on line. Según Josep Maria Monguet, director del master en e-business (MEB) a distancia de la Fundación Winterthur, la aspiración de estos programas es convertirse en plataformas de formación profesional continua. «Antes la formación podía planificarse durante tres o cuatro años y eso hacía que se pudiera estructurar en el tiempo. Ahora el ritmo es mucho más rápido, por lo que hay que reducir la dosis y hacerla permanente».

    La mayoría de los cursos especializados en e-business del mercado imparten algunos capítulos de teoría o práctica vía web, pero los expertos en formación de directivos no acaban de convencerse de su utilidad en la totalidad de los programas: «Internet no es un sustituto, sino un complemento a la formación presencial», sentencia Parcerisas, de la AEEDE. «La formación magistral y la teoría más estandarizable, lo más instrumental (como las estadísticas o un determinado plan contable) pueden empaquetarse con facilidad. En cambio, si hablamos de habilidades directivas, de formación de equipos o de técnicas de negociación, difícilmente pueden explicarse on line», dice.

    Con todo, los responsables de los masters en e-business consultados inciden en que el elevado grado de obsolescencia de los contenidos obliga a centrarse en el desarrollo de habilidades para trabajar con sistemas on line. «El cuerpo de los conocimientos habrá cambiado de aquí a tres años -asegura Oroval, responsable del posgrado internacional en el que participa ESADE-. No creo que tengan tanta importancia los contenidos en sí como las competencias que se llevan a cabo en el master y que luego se aplicarán en las empresas».

    Así, los distintos centros han creado sus propias plataformas on line que permiten a los alumnos trabajar en equipo y gestionar la información para generar conocimientos. Para Enriqueta Vidal, directora de consultoría y desarrollo de la Fundación Politécnica de Cataluña, «uno de los aspectos que se observa en estos masters es que el conocimiento se está creando constantemente. Por ello, se ha desarrollado un espacio de gestión en el que se comparten conocimientos».

    Josep Maria Monguet, de la iniciativa Winterthur, considera que esta formación no presencial debe caracterizarse por que «el alumno pueda aprender practicando, que la formación se lleve a cabo mediante encuentros y consultoría (foros) y que se simplifique al máximo la información».

    Breve, práctico y, si puede ser, real En España, la oferta académica especializada en Nueva Economía arrancó durante el curso 98/99 y, en algunos casos, este mes de febrero inicia su tercera o cuarta edición. Esto se debe a que son programas muy cortos (entre 400 y 600 horas), que se desarrollan en lo que la Fundación Politécnica ha denominado e-year. Enriqueta Vidal cuenta que «cuando nos sentamos a diseñar el curso con las empresas participantes, nos dijeron que una oferta de master en e-business no podía durar más de cuatro o cinco meses, un e-year».

    Otro de los requisitos exigidos por las empresas es que los cursos sean eminentemente prácticos. «El objetivo -afirma Joan Pere Losada, director de la Fundación Industrias de la Información (F2i) sobre el master de dirección en la innovación en las empresas de la sociedad de la información que preside- es que la gente que salga de este curso sea capaz de crear nuevas empresas, nuevas divisiones o hacer evolucionar proyectos dentro de la compañía».

    Para ello, la mayoría de posgrados diseñan sus programas alternando teoría y práctica, pero siempre pensando en un proyecto final. «Se combinan las lecciones sobre economía y finanzas, compras y logística, marketing y comercial, RRHH y management tradicionales desde el punto de vista de la organización y la tecnología, para pasar a las versiones electrónicas de las mismas (e-economics, e-financials, e-logistics?) y terminar con un plan de empresa», dice Chaqués, de La Salle.

    Uno de los aspectos más destacados por todos los docentes es el sistema de trabajo en equipo. En la mayoría de los casos cada alumno presenta un proyecto, se efectúa una selección y, finalmente, se crean equipos para desarrollar un business plan completo o un prototipo con los mejores. El responsable del MEB Winthertur explica que los profesores velan por que los equipos sean lo suficientemente complementarios y que todos participen: «En la valoración del trabajo de laboratorio -advierte Monguet-, se ponen notas individuales y de grupo. Se pide que cada parte del plan lo firme alguien. Con esto se busca que la gente no se cuelgue».

    En el caso del Global E-commerce Master, en el que ESADE participa junto a otras ocho universidades, se crean grupos de trabajo multinacionales que trabajan en red a lo largo de todo el master. «Se trata de utilizar las herramientas: entender, practicar y prepararse para entornos globales y multiculturales», señala Oroval.

    Por su parte, la responsable del master en e-business de la Fundación Politécnica cuenta que una de las maneras de implicar a las empresas en el curso es que los proyectos ejecutados sean reales. «Del master se sale con el plan de negocio de un proyecto real y concreto de e-business o e-service para la empresa». Según Vidal, de momento cuentan, entre otros, con un B2B2C para el sector farmacéutico, un proyecto de e-printing, una sede de distribución de recambios de automóviles y una red de concesionarios de coches.

    Algo de teoría Durante los meses del boom tecnológico, muchos creyeron que los principios de la economía se habían subvertido. Que la valoración de las empresas debía hacerse sólo en términos de sus expectativas, que cabía cualquier inversión publicitaria para posicionar la marca (aun a costa de otros recursos básicos de la empresa) y que bastaba cualquier idea genial, puesto que los beneficios no tenían por qué ser el objetivo del negocio. La situación, sin embargo, ha cambiado.

    En las tres ediciones que lleva el master se ha visto el impacto de lo que ha pasado en 2000. Ya no hay tanta gente como al principio con grandes ideas y poco business plan. Desde octubre -reflexiona Chaqués, de La Salle-, se ha notado que viene gente después de la gran bofetada, pero que tiene una visión más sólida del e-business».
    Para obtener esta solidez, los alumnos de los cursos de e-business reciben cierta dosis de teoría. «En el fondo es un MBA, pero diseñado a la luz de la Nueva Economía y siempre teniendo en cuenta las posibilidades que ofrecen estas tecnologías», comenta Joan Pere Losada, de F2i. «Aparte de las típicas asignaturas de un posgrado en administración de empresas -precisa-, se añaden dos cosas importantísimas: un módulo tecnológico y un módulo sobre el valor estratégico de la información».

    Aunque la estructura de los cursos varía sensiblemente de uno a otro, la mayoría de centros coinciden en introducir asignaturas de tecnología, aspectos legales y finanzas. La diferenciación llega en algunas materias que darán el cariz más tecnológico o más económico al master. En ESADE, por ejemplo, y a diferencia del resto de universidades que componen el GEM, se han introducido Knowledge Project Management (gestión del conocimiento aplicada a proyectos), E-human relations (sobre la relación entre empleados y empleadores) e Intra-entrepreneurship (sobre creación de nuevas actividades en el seno de la empresa).

    La novedad y la rápida caducidad de los temas obliga a trabajar con papers o artículos, y no libros. «Parte del contenido de los programas se genera internamente, producto de la investigación de nuestro claustro de profesores, y parte son las enseñanzas de la propia industria, ya que un número importante de los profesores que imparten en estos programas son los actores principales de las empresas europeas e internacionales», asegura Yanire Braña, subdirectora del master en e-business del Instituto de Empresa, quien también reconoce que se incluye bibliografía tradicional.

    Aunque todavía es pronto para hablar de clásicos, los autores más mencionados por los responsables de estos cursos son los laureados economistas Michael Porter, Peter Drucker y Jeremy Rifkin, nuestro universal sociólogo Manuel Castells y los más tecnológicos Gordon Moore, Robert Metcalfe y Haim Mendelson.

    Y después, ¿qué? Tras la inversión en formación debería llegar la recuperación en forma de nuevos proyectos, promociones profesionales o una enriquecida red de contactos.

    «En las últimas ediciones hemos tenido una media de tres empresas de nueva creación por master. En ellas se han integrado alumnos de la clase», declara un satisfecho Josep Maria Chaqués respecto a los cursos e-commerce y e-business de La Salle.

    En este sentido, muchos de los centros educativos han fomentado la creación de concursos, presentaciones a inversores y, en algunos casos, viveros de empresas en los que se ofrece un acompañamiento a los recién nacidos proyectos. Es el caso de ESADE, que anualmente organiza unos premios de innovación empresarial apoyados por la industria; La Salle, que está construyendo su Parque de Innovación Tecnológica y Empresarial desde el que se llevarán a cabo sus proyectos de «trampolín tecnológico»; o la Universidad Politécnica de Cataluña, que cuenta con el programa Innova, con el que asiste durante seis meses a las empresas de nueva creación.

    «Nuestra idea no es hacer un master sin más -manifiesta Enriqueta Vidal, de la Fundación UPC-. Se trata de crear una red de empresas interesadas en el e-business».

    Sin embargo, y como refleja el mencionado estudio de IDC, la mayoría de los nuevos gestores irán a parar a empresas tradicionales, en departamentos cercanos a la dirección pero independientes del resto de la empresa.

    Según Josep Maria Oroval, de ESADE, lo que está pasando con el e-business es lo mismo que sucedió con el marketing hace quince años: el director de marketing sólo hacía marketing, pero el reconocimiento de la importancia de la marca ha hecho que todas sus acciones pasen ahora por el director general. «El e-business, que inicialmente aparece como una inquietud de los responsables de la división de sistemas por los cambios tecnológicos, está jugando un papel tan estratégico que está siendo asumido por la dirección general de las empresas».

    Los departamentos de e-business suelen estar «no al margen, pero sí separados del resto de la empresa, aunque siempre dependientes de la dirección general», remarca Josep Maria Chaqués, de La Salle. Se trata de un elenco de profesionales con perfiles muy heterogéneos: desde el tecnólogo puro y duro hasta el responsable de marketing o el de contenidos. «De momento, se han duplicado los procesos de las compañías», reconoce Chaqués. «Creo que en el plazo de dos o tres años pasaremos a tener e-business plenamente integrados en la estructura de la empresa».

    Mientras eso sucede, las compañías deben atender a la formación de sus empleados en e-business. Una inversión, ya no a largo plazo, como lo ha sido hasta ahora la preparación empresarial, sino permanente.