Cuando llega el momento de ir a la universidad uno se debe plantear una serie de cuestiones para escoger no sólo los estudios que quiere cursar sino también el centro donde realizarlos. Una de las cuestiones más importantes es el tipo de universidad: privada o pública.
Una carrera no es igual en todos los centros. Hay que conocer las diferencias entre las universidades para escoger la que más se adapte a lo que buscamos en una carrera. ¿Universidad privada o universidad pública? Os dejamos algunas características que diferencian estos dos tipos de universidades.
La educación en las universidades públicas
-Las universidades públicas se basan en la nota de corte de los alumnos para establecer el orden de entrada de los alumnos. Esto hace que en muchos casos los alumnos estén más preparados.
-La universidad pública está financiada por el Estado. Los alumnos tienen que pagar sólo la matrícula de cada curso, un total de menos de 1.000 euros generalmente, de manera que la universidad es más accesible.
-Las universidades públicas suelen dedicar más recursos a la investigación.
-A menudo, el nivel de exigencia en las universidades públicas es mayor que en las privadas. Los profesores no están tan encima de los alumnos y eso aumenta su autosuficiencia.
-Las universidades privadas no dejan de ser una empresa, por lo tanto hay una jerarquía y un ideario muy marcados. En cambio en la universidad pública los profesores tienen más libertad para hacer su trabajo.
-Muchas empresas valoran más a los estudiantes que han estudiado en la universidad pública. Las privadas tienen fama de que dan demasiadas facilidades a sus estudiantes a la hora de aprobar las asignaturas.
La educación en las universidades privadas
-Las universidades privadas reciben financiación por parte de organismos privados. No se ven afectadas por los posibles recortes presupuestarios del Gobierno y tampoco están influenciadas por los cambios políticos.
-Los alumnos de las universidades privadas acceden a ellas tras pasar un test o realizar una entrevista, por lo que es bastante más sencillo que entrar en la universidad pública.
-Los profesores de la privada han de defender su plaza y si no hacen un buen trabajo pueden ser despedidos.
-Estas universidades tienen más recursos generalmente que las públicas, sobretodo en cuestión de equipamiento tecnológico. Los grados o carreras que ofrecen disponen de mucho más material para cada titulación
-Los alumnos de las universidades privadas reciben un seguimiento más personalizado que en las universidades públicas. El número de estudiantes por clase es menor, por lo que facilita esta atención a los alumnos. Los tutores siguen el trabajo y el rendimiento de sus alumnos, y los conocen personalmente.
-Las universidades privadas suelen estar más enfocadas al mundo laboral que las universidades públicas. Tanto en los programas educativos como una vez finalizada la carrera universitaria, con unas bolsas de trabajo más preparadas y eficaces y con convenios y contactos con empresas para la colocación de sus alumnos.
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Laura G.
Las universidades privadas, es un detalle que se olvida en el post, requieren como requisito preferente de acceso el pago desorbitado de los precios de matriculación y pese a estar cada vez más favorecida por la deriva plutocrática y elitista en que se ha convertido el sistema educativo en la actualidad (y por extensión la sociedad cada vez más desigual en la que vivimos), vulnera de forma indirecta el pº de igualdad de oportunidades, ya que prima en ellas el poder adquisitivo o el elitismo intelectual o social (becas en muchos casos limitadas a la pertenencia a uno de los exclusivos grupo de élites sociales y/o educativos -pertenencia a un determinado instituto privado o privado concertado cuyo requisito de acceso no se inspira precisamente en los «principios de mérito y capacidad», tan utilizados en la actualidad como un mantra con el que justificar el darwinismo social del que proceden-, que coartan el libre acceso de colectivos de estudiantes más desfavorecidos social y/o económicamente). Presenta por supuesto mayotres y mejores medios que las universidades públicas porque además del apoyo financiero de entidades privadas, gozan de un mayor apoyo económico y/o político de las administraciones públicas, cuyo ideario ideológico es fiel al modelo economicista y empresarial que persiguen este tipo de centros. A ello le añades que los temarios son lógicamente más cercanos al ámbito empresarial, precisamente porque sus temarios se acercan más a la realidad de la empresa privada, donde prácticamente compras un puesto de trabajo y toda una serie de contactos profesionales (y esto es lo más triste de todo lo que está sucediendo en la actualidad).
El nivel de exigencia en los centros privados son lógicamente, como así lo reconoce el propio post, sensiblemente inferior al de la pública, por lo demás y dado el contexto sociopolítico y económico en el que vivimos, los precios en las universidades públicas se han duplicado (primeras matrículas, es decir las de acceso, algo que vulnera de forma flagrante l pº de igualdad de oportunidades) y triplicado en caso de segundas y terceras matrículas (Másters que antes costaban 1.000 € ahora cuestan 3.900-4.000 € en ciudades como Madrid por ejº, la ciudad donde más se han subido las tasas universitarias y donde mayor crecimiento han experimentado el número de centros privados y privados concertados desde hace dos décadas), por lo que el pº de igualdad de oportunidades vía educación (el instrumento más valiosos y de mayor valor añadido que existe en una sociedad moderna y democrática) es en la actualidad cada vez más una quimera. La universidad privada no es más que la sublimación de un modelo de sociedad cada vez más desigual e injusto, y la pretendida excelencia a la que se refieren los postulados ideológicos contemporáneos no son más que la coartada intelectual perfecta para justificar y lñegitimar un darwinismo social implacable que el sistema educativo neoliberal impone de forma cada vez más indisimulada y en la que la universidad pública ocupa un lugar demasiado incómodo e incoherente, por todo ello su lenta y progresiva agonía financiera sólo es cuestión de tiempo.