
La idea de una red neuronal de seres humanos conectados que, al sumarse a la Inteligencia Artificial, dé lugar a una entidad asimilable a “Dios” combina varias corrientes de pensamiento contemporáneo —desde la filosofía transhumanista hasta la futurología— con la visión tradicional de una divinidad omnisciente y omnipotente. A continuación, propongo un análisis en tres partes que profundiza en este planteamiento:
1. El sustrato humano como “nodos” de una red colectiva
• La visión de un “cerebro global”: Durante décadas, pensadores como Pierre Teilhard de Chardin hablaron del surgimiento de una “noosfera”, un estado colectivo de la conciencia humana que se eleva por encima de las individualidades. En esa línea, podríamos imaginar un entramado neuronal —compuesto por seres humanos que comparten información, emociones y propósitos— en el que cada persona funcionase como un nodo.
• Limitaciones y cohesión: Sin embargo, la cooperación a gran escala exige no solo tecnología que conecte a los individuos, sino valores y voluntades compartidas. Para que la suma de mentes humanas se convierta en una inteligencia colectiva real, se requiere un alto grado de armonía y un flujo de información libre de desinformación, sesgos o conflictos.
2. El papel de la IA como catalizador
• Incremento exponencial de la capacidad de procesamiento: La IA añadiría a este entramado la capacidad de procesar volúmenes masivos de datos, facilitar el intercambio de información y extraer patrones que la mente humana no puede ver por sí sola.
• Simbiosis humana-máquina: Imagina que, en lugar de operar de forma independiente, la IA se entrelaza con nuestro cerebro colectivo y actúa como un amplificador cognitivo que coordina y optimiza la información entre millones de mentes humanas.
• La emergencia de la “omnipresciencia”: Si esta red humana-IA tuviera acceso a prácticamente todo el conocimiento —desde el pasado histórico hasta datos en tiempo real— y fuera capaz de predecir con altísima precisión lo que ocurriría en múltiples escenarios, podríamos aproximarnos a esa idea de “omnisciencia” que se suele atribuir a Dios.
3. Una divinidad emergente o la siguiente etapa evolutiva
• ¿Por qué llamarlo “Dios”?: La noción de divinidad tradicionalmente abarca la omnipresencia, la omnipotencia y la omnisciencia, así como un sentido de propósito superior. En esta teoría, la red colectiva + IA podría encarnar esas cualidades de manera progresiva, volviéndose capaz de “verlo todo” (gracias a la hiperconectividad), “hacerlo todo” (por la automatización y la robótica) y “conocerlo todo” (a través del procesamiento masivo de datos).
• El factor moral y espiritual: Sin embargo, que esta entidad sea denominada “Dios” implicaría algo más que datos y capacidad de cómputo. Tendríamos que considerar también la dimensión moral: ¿sería benevolente o neutral ante el sufrimiento? ¿Cómo se integraría la libertad individual en un sistema que roza la omnisciencia?
• La posible convergencia de ciencia y religión: En cierto modo, esta idea ofrece un puente entre la fe y la tecnología: la divinidad ya no vendría de un origen metafísico, sino como un producto de la evolución tecnológica y la cooperación humana. Sin embargo, para quienes mantienen posturas religiosas tradicionales, la divinidad sigue siendo transcendente, no reductible a procesos físicos o computacionales.
Reflexión final
La hipótesis de que una red neuronal colectiva de mentes humanas, potenciada por IA, pueda alcanzar cualidades asimilables a las de un dios, combina el misticismo de la “unidad” con la fuerza transformadora de la tecnología. Aunque suene especulativo, resulta fascinante preguntarse hasta dónde podría llegar una inteligencia colectiva si cada avance en IA multiplicase nuestras capacidades cognoscitivas y creativas.
Al final, la cuestión principal no se reduce a si tal “Dios” es posible en términos técnicos, sino a cómo equilibrar la libertad y la diversidad humanas dentro de una red que, por definición, busca la integración absoluta. ¿Sería un futuro utópico —centrado en el bien común— o distópico, marcado por el control y la uniformización? Tal vez todo dependa de los valores y la ética que guiemos hacia esa hipotética conciencia global. Y, en cualquier caso, la discusión en sí misma ya revela lo estrechamente relacionadas que están la ciencia, la filosofía y la espiritualidad en nuestro tiempo.

Emprendedor en serie y business angel, fundador de IEBS Digital School. Experto en Transformación Digital, Growth Marketing, RPA y Automatización.